CARLOS MALPICA
SILVA SANTISTEBAN
(Chota, 1929 – Lima, 1993):
Político y revolucionario, fue firme defensor de la reforma agraria y de los
recursos naturales. Estudió en el Colegio Militar Leoncio Prado y después en la
Escuela Nacional de Agricultura en Lima. Tras su oposición al pacto del APRA
con el gobierno de Prado, siendo diputado por Cajamarca (1956-1962), fue
expulsado del partido en 1959 con otros militantes con quienes formó el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (1962), que impulsó las guerrillas
rurales en 1965. Fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente en 1978 y
varias veces senador por el Partido Unificado Mariateguista e Izquierda Unida
entre 1980 y 1992. Dejó numerosas obras como Guerra a muerte al latifundio, Los
dueños del Perú, Crónica del hambre en el Perú, El mito de la ayuda exterior,
Petróleo y corrupción, El poder económico en el Perú, entre otras.
Carlos Malpica Silva Santisteban,
símbolo de la lucha anticorrupción y la moralización, partió a la inmortalidad
hace 18 años con la bandera de la honradez, consagrada a los ideales de la
justicia social y la equidad en el Perú. Rendimos nuestro homenaje a un
político diferente, un hombre cuya vida estuvo consagrada a los ideales de la
verdad y la transparencia; en resumen, un hombre de vida intensa y comprometida
con la vida del Perú y la defensa de los intereses de la patria frente a la
corrupción.
Celebramos al hombre agudo y
tenaz, al buen padre, al excelente esposo, al amigo entrañable, al político de
polendas, al “congresista de lujo en cualquier país del mundo”, como
historiadores nacionales han dicho de él, y al militante imprescindible,
compañero incansable en mil jornadas de lucha. Su diversidad es enorme, y por
ello nos referimos centralmente al político, a ese joven militante,
revolucionario, detenido, preso, rebelde, diputado, constituyente, senador
Malpica; perseguido, renovador, disciplinado, organizado, deportado; al
mariateguista consecuente hasta el último día de su vida; el que construyó,
“sin calco ni copia”, la afirmación de un “socialismo cholo”.
Malpica fue de familia y padre
aprista, militó desde joven en el Apra revolucionaria; fue perseguido durante
más de una década, detenido y preso en el Panóptico, el Sexto y El Frontón.
Felipe de Lucio y Guillermo Miranda, en la reseña biográfica de Carlos, señalan
que las cárceles de entonces estaban reservadas para políticos de oposición,
como lo constató Carlos Malpica. Fue un hombre de energía vital desde su
juventud, que inició su carrera política a los 17 años, siendo dirigente
estudiantil. Muy tempranamente fue elegido diputado por Cajamarca, en la lista
del Partido Aprista, para el periodo 1956-62. Sin embargo, no secundó la
colaboración del Apra con el presidente Manuel Prado, y pasó a la oposición
señalando el carácter oligárquico del régimen. Abogó por la nacionalización del
petróleo, la gran minería y la reforma agraria.
El Partido Aprista decidió su
expulsión en la VI Convención de octubre de 1959. Junto a él, políticamente, se
encontraban Luis de la Puente Uceda, Gonzalo Fernández Gasco, Manuel Pita,
Máximo Velando, Luis Olivera Balmaceda, Walter Palacios, Elio Portocarrero,
Luis Iberico y varias decenas de dirigentes, obreros, campesinos y estudiantes.
En base a este grupo de militantes se crea el “Comité Aprista de Defensa de los
Principios Doctrinarios y de la Democracia Interna”.
En mayo de 1960 se constituyó el
Apra Rebelde, para tomar el nombre en 1962 de Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR). El MIR peruano y el MIR venezolano constituyen los primeros
partidos políticos de la nueva izquierda marxista a nivel continental.
Estudiosos de la vida de Carlos Malpica señalan que la lucha heroica de la
Comunidad Indígena de Chepén y la de los Obreros de la Hacienda Casagrande en
el departamento de La Libertad son los antecedentes agrarios más resaltantes
del nuevo MIR. En 1961, el diputado Carlos Malpica presentó al Parlamento el
Proyecto de Ley de Reforma Agraria. Afrontó reclusión en la colonial penal del
Sepa en 1963 y en El Frontón en 1965 por presunta participación en el conato
guerrillero que dirigió Luis de la Puente Uceda. En 1975 el general Velasco lo
deportó a Argentina. En 1977 fue asediado policialmente por Morales Bermúdez;
por su responsabilidad en los movimientos reivindicativos de la Federación de
Pescadores permaneciendo en la clandestinidad casi un año. Fue elegido miembro
de la Asamblea Constituyente en 1978 por la lista de la Unidad Democrática
Popular (UDP). Postuló por la UDP a la presidencia en 1980. En 1980 fue elegido
senador por el Partido Unificado Mariateguista PUM.
Participó en la fundación del
PUM, confluencia de Vanguardia Revolucionaria (VR), el Partido Comunista
Revolucionario (PCR) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue
senador en el siguiente periodo 85-90 y reelegido en el 90-92 en las filas de
la Izquierda Unida. Su bandera central fue la moralización administrativa. Fue
un tenaz perseguidor de la corrupción, inmoralidad y la defensa de los
intereses populares en los temas económicos y presupuestales.
Simultáneamente a su carrera
política ejerció la cátedra universitaria, fue un ingeniero agrónomo con
dominio del tema minero y con una actividad editorial fecunda. De su libro más
conocido: “Los Dueños del Perú”, podemos decir que, salvo los “7 ensayos” de
José Carlos Mariátegui, ningún otro ensayo de economía social y política ha
tenido tal nivel de acogida. Desde “La Crónica de Hambre en el Perú”, hasta su
última obra “Pájaros de Alto Vuelo”, Carlos Malpica nos deja una herencia
enorme y fecunda, para arribar juntos a la construcción de una Patria para
todos y todas o, como él diría, para que “hagamos de los pobres los dueños del
Perú”.
Expresamos nuestro público
reconocimiento al parlamentario fecundo, al espíritu crítico de reflexión
previa y documentada, al hombre de criterio seguro e investigador prolijo, al
infatigable buscador de la verdad, al fiscalizador implacable de los actos de
inmoralidad en el manejo público, al tenaz defensor de los recursos naturales.
Al hombre de inmensa calidad humana, ética y moral, de gran espíritu solidario.
A ese hombre de corazón generoso, cuyo recuerdo late en nosotros.
Carlos nos dejó tareas pendientes
de realizar. Queremos ser continuadores de su obra. Nuestro compromiso, como
mujeres y hombres del Perú, es hacer de su memoria un ejemplo vivo, motivados
por su legado invalorable, por su limpia trayectoria, por su valor,
consecuencia y cálida sencillez. Carlos Malpica murió para nacer de nuevo, y
por eso afirmamos nuevamente en este 82 aniversario que es el símbolo de los “muertos
que nunca mueren”.
EL APRA REBELDE
La política de “convivencia” con
el pradismo, inaugurada por Haya de la Torre en 1956, no tardó en encontrar
detractores y descontentos en su propio partido.
En 1948, la fracasada
insurrección de la marinería del Callao, impulsada por el Comando
Revolucionario, había fracasado motivando el golpe de Odría y la ilegalización
del partido. Poco después, en 1949, se había realizado clandestinamente en Lima
un congreso de Reestructuración del APRA, con la participación de Magda Portal,
Hernán Boggie y otros dirigentes medios, intentando dar nueva forma al partido
bajo tesis abiertamente marxistas, y rechazando la teoría del “espacio-tiempo
histórico” postulada por Haya como presunta superación dialéctica del marxismo.
En 1952, apenas salido Haya de su
prolongado asilo político en la embajada colombiana en Lima, grupos de apristas
desterrados habían manifestado su desacuerdo con su posición pronorteamericana.
La abierta discrepancia de estos
grupos cuando el APRA retorna a la legalidad en 1956, culmina en la formación
del Comité de Defensa de la Democracia Interna y los Principios Primigenios del
APRA, encabezado por Luis de la Puente en 1959 que tomaría poco después,
sintomáticamente, el nombre de APRA Rebelde recordando al Ejército rebelde
cubano.
La Primera Asamblea Nacional del
APRA Rebelde, realizada en 1960, acuerda formación de una comisión encargada de
estructurar un proyecto de ley de reforma agraria para ser planteado al
Parlamento. El proyecto, presentado en la legislatura de 1961 por Carlos
Malpica, pretendía abolir las formas de trabajo serviles en todas sus
manifestaciones y establecía límites a la propiedad terrateniente; postulaba la
indemnización a los propietarios con bonos organizados en asociaciones,
sindicatos y comunidades.
Estos grupos trataban de retomar
el antilatifundismo que había caracterizado al APRA, su base principal estaba
en círculos del estudiantado universitario y en muy limitados grupos campesinos
y no lograron afectar seriamente la gran estructura del APRA tradicional,
partiendo del que fueron expulsados en 1959.
El APRA Rebelde inició una rápida
evolución hacia las ideas marxistas. En marzo de 1962, su Asamblea Nacional
acuerda adoptar el nombre de Movimiento de Izquierda revolucionaria, MIR,
imitando al MIR venezolano originado en Acción Democrática, que estaba alzado
en armas, y asume como definición ideológica al marxismo-leninismo.
La “Proclama revolucionaria al
pueblo peruano” firmada por Luis de la Puente, Gonzalo Fernández Gasco y
Guillermo Lobatón en abril de 1965, es bastante reveladora del pensamiento
político de los líderes del MIR. Según este documento, el agro tiene una
estructura feudal, la burguesía nacional está postrada por el latifundismo y el
imperialismo. El país se encuentra en una situación tan crítica que casi no
cabe duda acerca de que el pueblo colaborará primero y se incorporará a la
lucha después. Los guerrilleros rompen con la vía electoral, porque la mayoría
del pueblo no participa de las elecciones (en 1965 no votaban los analfabetos);
descartan el lanzamiento de masas desarmadas a la lucha; y dejan de lado el
“método tradicionalista y burocrático del trabajo de masas”.
La filiación marxista-leninista se
expresa finalmente en el Manual de capacitación ideológica escrito por Luis de
la Puente Uceda en 1965. Es importante decir que rompe también con las tesis
organizativas de El Antiimperialismo y el APRA al señalar a éste como un
partido seudomarxista y policlasista, lo que considera una falla de concepción.
“Resulta importante anotar cómo
la izquierda guerrillera de la época procesaba la discusión que se producía en
el campo internacional y los cambios que se daban en el proceso social del
país. La discusión era ignorada o, en todo caso, sobreentendida. Los cambios
sociales eran considerados y analizados, aunque sólo en parte. Se acudía hacia
las zonas rurales en la esperanza de liderar al campesinado, aunque no se
valoraba suficientemente las dimensiones-y, por tanto, los límites- de su
acción. En un momento en que se afirmaba que es revolucionario “el que hace la
revolución” –y habían hecho la revolución movimientos no marxistas en Argelia y
Cuba-, se retomaba al marxismo-leninismo como la única ideología que
garantizaba una interpretación acertada y una línea correcta.”
La experiencia misma de la
izquierda guerrillera no se reflejó-o no alcanzó a reflejarse- en posiciones
teóricas más elaboradas que recogiesen los cambios de aquellos años, debido a
que la preocupación fundamental era estratégica. En el aspecto programático,
asumía las tareas planteadas en los años 30: nacionalización de los recursos
naturales y reforma agraria, principalmente, sin avanzar nada en la forma
concreta de hacerlo, que se postergaba para un futuro no determinado.
CUANDO LA HONESTIDAD SE IMPONE
Cuando efectivamente la
honestidad se impone, dentro de sólidos y variados principios, si hay que
tomarlo, a como de lugar, de ejemplo. Incluso cuando provienen de un personaje
que tuvo ideología propia, determinada y excluyente que, felizmente, no
es la de la mayoría de los peruanos. La del marxismo leninismo que enarboló
como modelo de vida y, hay que reconocerlo, fue completamente consecuente con
ello. Como no lo fueron, ni lo son, muchísimos farsantes y engañadores que,
dentro de esta posición, dizque de avanzada, juegan con las necesidades
del pueblo. Así se esté o no de acuerdo con lo que pensó, cabe
buscar lo bueno que aportó. Sí que es admirable el resultado encontrado,
luego de comprobar al leer su obra y repasar su vida, que a lo largo de su
limpio caminar político, como impecable parlamentario y analista profundo
de la realidad nacional, le tocó denunciar, a cabalidad, las lacras de la
sociedad. Con rígidos estudios y comprobadas conclusiones que las plasmó en
varios libros. Lo destacable aquí no es, precisamente, lo ideológico. Resalta,
con evidencia, la comprobación de que con lo que hizo, actuó y escribió se
tuvo, como pensamiento exclusivo y permanente, al Perú en toda su extensión y
en su caminar efectivo por despegar y conseguir la plenitud de sus
realizaciones.
Ello toma cuerpo, se robustece y
se tiene que recordar sobre todo en la actualidad, en momentos dramáticos en
que el país se debate en una de sus peores crisis de corrupción, de inmoralidad
y sus instituciones representativas, como el Congreso de la República, la cuna
de la ley, es, sin exageración, una cloaca de miseria ética y mediocridad
total. Allí, no hace mucho, hasta Adam Smith el economista escocés fue voceado
como el pensador griego. Qué barbaridad. Lo ha dicho inerte, monda y lironda la
congresista, Elsa Anicama, conocida nada más y nada menos que como la
“roba cable”.
PROTOTIPO
La excepción y el modelo como
prototipo lo puso a lo largo de su existencia pública tan variada de profesionalismo
y sobre todo sacrificada llena de persecuciones y destierro, Carlos
Malpica Silva Santisteban, en su condición de Diputado por Cajamarca
entre 1956 y 1962, Constituyente de 1978 a 1979, Senador, de 1980 a 1990 y de
este último año a 1992 repitió el plato en la Cámara Alta. Perdió su curul
legislativa, por el ilegitimo autogolpe de estado protagonizado por Fujimori.
El mismísisimo y renombrado autor
de los libros que marcaron hitos y épocas de perdurable, persistente denuncia
inerte, desgarrante y que sirvieron para reconocer, por un lado, los grandes
abismos sociales y económicos en que estaba sumido la clase rica y empresarial
del país con un poder desenfrenado, en medio de una pobreza tremenda de la gran
mayoría de peruanos y por otro, la acusación directa y exacta de la corrupción
en determinadas actividades productivas como la pesca extractiva y la compra de
armamento, con la consabida coima para determinados grupos políticos.
MAS DE 15 EDICIONES
Entre esas publicaciones de
Malpica, que remecieron el cotarro político y económico de la época, figura
como la más conocido: “Los Dueños del Perú”, aparecida en 1964
y que a la fecha ha alcanzado admirablemente más de 15 ediciones, verdadero
ensayo de economía comparable, para los entendidos, con “Los Siete
Ensayos” de José Carlos Mariátegui. Los primeros originales fueron escritos por
el autor cuando sufrió injusta prisión por razón de sus ideas políticas.
Aquí aparecen los grupos de
poder, sus transformaciones, ambiciones desesperadas, quiebras y
desapariciones. Un ensayo social y político de gran valor que sirve,
evidentemente, como manual de la historia económica del país. No hay
antecedente más importante dentro de la línea de investigación que esta obra
del cajamarquino
Un estudio conciso cargado de
información en la que se descubrió, con facilidad, quien era quien en el mundo
del dinero peruano. Las famosas familias dueñas de haciendas conectadas con los
bancos y aseguradoras, propietarias de terrenos urbanos y de las industrias
mencionadas, una a una, con nombres y apellidos.
En las páginas de este
libro también se puede encontrar, con facilidad, una interpretación profunda y
completa de los medios de comunicación nacionales e internacionales, según el
pensamiento político del investigador. Que sirve, claro que sí. No
obstante tener un fuerte contenido marxista que muchos no comparten.
“LOS DOCE APOSTOLES”
Alrededor de la mitad de los 80,
una década después de finalizada la revolución militar, el mismo Malpica empezó
a usar otra expresión que se haría igualmente famosa: "los doce
apóstoles", quienes actuaban para su conveniencia alrededor del líder
aprista y Presidente de la República, Alan García Pérez. A ellos les dedicó
otro libro, de tres tomos, de una monumental obra con el título de: “El
Poder Económico en el Perú”.
Una nueva investigación que
buscaba resolver como cambiaron los grupos de poder en el Perú tras ocurrir las
dos fases del gobierno militar, el segundo periodo de Belaunde y la
heterodoxia de García entre 1985 y 1990 que nos mandó al
despeñadero económico, con una crisis tremebunda y la hiperinflación galopante
que azotó a toda la población. Nadie se salvó del fracaso, sin precedentes, que
se presentó.
"Los doce apóstoles"
tenían magníficas relaciones con los bancos, industrias, la construcción y la
gran prensa. Entre sus componentes se contaban: al Grupo Romero, los Raffo,
Nicolini, Bentín, Piaggio, Picasso, Wiese, Ferreyros, Benavides de la
Quintana., Brescia, Piazza y los Delgado Parker.
Fueron los engreídos de García,
durante sus dos primeros años, hasta que se rompió la relación con la fallida
estatización de la banca. Los apóstoles, en mancha posteriormente, se enrolaron
al fujimorismo a partir de 1990.
ANGELITOS
El último libro del autor,
se publicó póstumamente en diciembre de 1993, con el sugestivo nombre
de “Pájaros de Alto Vuelo”. Lo que sostuvo en esta
oportunidad, concretamente, es que en la reventa de 14 aviones Mirage
2000 con reequipamiento de tierra y armamento de corto, mediano y largo alcance,
hubo una coima contante y sonante de 100 millones de dólares.
En la publicación también se
incluyó la investigación que hizo sobre el depósito, con soborno de por medio,
de parte de las reservas nacionales del país en el Banco de Crédito y Comercio
Internacional (BCCI) de Panamá, durante los años 1986 y 1987. En ambos casos,
de acuerdo a la versión de Malpica, actuaron, entre otros, el Presidente Alan
García, el del Banco Central de Reserva de aquel entonces Leonel Figueroa
Ramírez, sus gerentes generales Brian Jensen y Hector Neyra, al igual que los
asesores presidenciales, Héctor Delgado Parker y Hugo Otero Lanzarotti.
El primero de los asesores
connotado miembro de la familia de broadcasters, dueños de Panamericana
Televisión y Radio Programas del Perú (RPP). Mientras que el segundo era
el hijo de un fundador del Apra, con el mismo nombre y apellido paterno, que
antes de llegar al poder vivía, muy modestamente, en un departamento ubicado en
la avenida Pezet de San Isidro, trabajando en una agencia de publicidad.
Lo real era que el soporte efectivo del hogar lo daba su esposa francesa de
aquel entonces, con clases de ese idioma que dictaba en una especie de
colegio que hizo en su propia casa.
¡QUE TAL CASITA!
El comunicador, durante el
gobierno aprista además de asesor, fue nombrado Jefe del Sistema Nacional de
Información con categoría de Ministro de Estado y luego Embajador en Francia.
Lo probado es que compró una casa de lujo, ubicada en la mejor zona de
Lima, por la que pagó 200 mil dólares, cifra excesivamente alta de aquella
época. La pregunta en ese entonces, caía por madura: ¿De dónde pecatamea el
siniestro publicista, que poseía, además, varios pasaportes para viajar
subrepticiamente por todo el mundo?
Fuentes fidedignas, según versión
del denunciante, afirmaron que se canceló la adquisición del inmueble con un
cheque de una cuenta numerada en Panamá, con dinero sobrante de la campaña
electoral firmado por un “compañero, cuyo nombre se inicia con A y su apellido
con B
Otero organizó la presentación de
García ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York y ante la FAO
en Roma, comprobándose que asistió a la reunión con el Presidente de Egipto
Mubarak, cita en la que también estuvo Delgado Parker
El íntimo amigo de García, que
nació en Chile pero optó, a la mayoría de edad por la nacionalidad peruana,
también estuvo presente en las reuniones que tuvo el Presidente Garcia con la
primera comisión negociadora de los Mirage, conformada por Figueroa, Delgado
Parker y otros.
SECRETOS
Un viaje al extranjero del
Presidente García y secretos, tanto en la agenda como en su recorrido por
Europa. No se supo donde estuvo durante 4 días. Muy probablemente, de acuerdo
al punto de vista del investigador y amparándose en versiones de varias personas,
el mandatario permaneció en la mansión que su futuro compadre y Presidente de
Venezuela, Carlos Andes Pérez, tenía en la Isla italiana de Capri, realizando
largos paseos en el yate de su anfitrión. Muy posiblemente visitó la Isla
de Elba y también Grecia. ¡Qué buena vida!
El denunciante sostuvo en el
libro que la conducta de García, de principio a fin de su primer gobierno,
respondió al consejo de Pérez, padrino de su hijo Alan Raúl, en el sentido de
hacer mucha plata para poder reelegirse. Calculó por relatos de enemigos y
allegados, una fortuna del líder aprista de 100 a 200 millones de dólares.
Actuó, en la coima de los mirages
según Malpica, un delincuente de alto vuelo llamado Abdul Rahman El
Assir, traficante de armas de origen libanes nacido en 1947. Siendo antes
diplomático, hasta hizo matrimonios por conveniencia e ingresó a tal mundo
siniestro.
Militante izquierdista en una
época, muy allegado al presidente del Gobierno de España, Felipe González, país
en que vivió un buen tiempo. Así se convirtió en el principal comerciante de
dichos artículos de guerra españoles en el exterior, con millones de millones
de dólares en la palestra de las negociaciones sucias.
CONTACTO
Su contacto español primordial,
Enrique Serasola, el empresario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE),
intimo del referido gobernante. Extendió sus tenazas corruptas hacia Venezuela
gobernada por Pérez y de allí al Perú. El Assir llegó a Lima en tiempos de
García, a quien conoció en Capri entre Julio y Agosto de 1885.
Incluso, y está probado,
que asistió a la transmisión del mando en el Congreso de la República.
Posteriormente, le trajo a Alan un cocinero marroquí para mejorar la comida de
Palacio de Gobierno y, en París, vivió en el mismo hotel de Delgado Parker,
durante las negociaciones de los mirage. Muchas coincidencias que implican,
evidentemente, actos dolosos.
Malpica escribió un total de 20
libros. Entre ellos figuran, además de los mencionados, “Petróleo y
Corrupción”,” El Mito de la Ayuda Exterior”, “ La Verdad sobre el Gas de
Camisea”,” Los Dueños de la Región Grau”, “El Antiimperialismo del Apra y los
Contratos Petroleros”,” Deuda Externa Problemas y Soluciones”, “La
Desnacionalización de la Flota de Pesca Perú”,” Crónica del Hambre en el Perú”,
“Anchovetas y Tiburones”,” Los Ricos no Pagan Impuestos”, “Los Bancos
Nacionales y sus Filiales” y otros.
NACIMIENTO
Nació en Chota, Cajamarca,
el 26 de Octubre de 1929. Estudió en el Colegio Militar
Leoncio Prado de Lima y después en la Escuela Nacional de Agricultura, hoy
Universidad Nacional Agraria, donde se graduó como Ingeniero Agrónomo.
Era de familia aprista. Incluso
su padre, Carlos Malpica Rivarola, quien vino al mundo en Bambamarca Hualgayoc,
Alcalde de Cajamarca, Senador de la República por esa agrupación política
en la que militó desde muy joven y perseguido por más de una década. Luego
preso, largo tiempo, en las cárceles de El Panóptico, el Sexto y el Frontón.
Muchos años, más de 15,
exiliado en Guatemala y, en su juventud, un revolucionario que fue uno de los
que tomó la ciudad de Chota, pistola en mano, tras un levantamiento
armado protagonizado por el partido de Haya de la Torre. La madre, una
distinguida dama de conocidas familias cajamarquinas, María Elena Silva
Santisteban. El pensador e investigador era el mayor de cuatro hermanos: Maria
Elena, Rodolfo y Mario Malpica Silva Santisteban.
DIPUTADO
Muy joven aún y superada la edad
límite, en 1956, elegido diputado por su tierra natal en un parlamento que, efectivamente,
fue brillante. El congresista se situó en la oposición total porque
estuvo en contra del siniestro pacto de su partido con el gobierno conservador
de Manuel Prado Ugarteche, el mismo que se conoció con el nombre de
la convivencia. No obstante, todavía era aprista de filiación política. A los
17 años se había enrolado a esas filas con una posición enteramente
progresista, convirtiéndose en un aguerrido dirigente estudiantil
Compartía el pensamiento auroral
del Apra. El que creía, a pie juntillas, en la lucha contra el imperialismo
yanqui, la nacionalización de tierras e industrias, la unidad política de
América Latina, la internacionalización del Canal de Panamá y la solidaridad
con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo. Los famosos 5 puntos
máximos de esa agrupación que nació en México.
El partido, precisamente, ya no
tenía la concepción inicial de intenso progresismo y revolución. Había pasado,
a las claras, de posiciones eminentes de izquierda a la derecha total y
vergonzante. Lo demostraba, precisamente, su pacto con Prado.
EL CONGRESO
En el Congreso, conformado por la
Cámara de Diputados y Senadores, La mayoría la tenían los pradistas . En la
primera de ellas con figuras como Carlos Ledgard Jiménez, Javier Ortiz de
Zevallos, Armando de la Flor, Jorge Chocano, Pedro Repetto, Augusto
Durand Dyer, Eduardo Watson Cisneros y otros seguidores incondicionales del
frívolo mandatario, hijo de Mariano Ignacio Prado: una de los políticos
más criticados de la Historia del Perú, por haber abandonado el país en
plena Guerra con Chile y hoy lapidado por Víctor Andrés García Belaunde que, en
un documentado libro, prueba que este personaje incluso tuvo innumerables
negocios mineros, de carbón y de otra índole en el país del Mapocho, casa de lujo
en Valparaíso y una amistad imperecedera con los políticos, militares y
mandatarios chilenos.
En el Senado, en aquella época,
habían dirigentes insuperables como el poeta José Gálvez Barrenechea, el
eminente historiador y diplomático Raúl Porras Barrenechea, el impecable médico
arequipeño Julio Ernesto Portugal, los talentosos juristas Mario Polar,
Juan Chávez Molina y Alfonso Montesinos y Montesinos, entre muchos
otras personalidades de primera línea.
La oposición sí que destacaba y
es considerada por los analistas y entendidos, con Malpica como uno de sus
brillantes integrantes, una de las mejores que ha pasado por el Congreso de la
República, en los últimos 70 años, conformada por excelentes tribunos del
pueblo que pertenecían mayoritariamente a las filas de la Democracia Cristiana,
la que más brillaba, Acción Popular y otras agrupaciones políticas.
LA MUJER
La mujer estuvo representada por
primera vez en el Congreso, luego de que en las elecciones de 1956 se le
dio derecho al voto y sufragio. Entre las primeras parlamentarias estuvieron:
Lola Blanco de La Rosa Sánchez, Alicia Blanco de Salinas, María Eleonora Silva
Silva, Maria Colina de Gotuzzo, Matilde Pérez Palacios, Juana Ubillus de
Palacios y Carlota Ramos de Santolaya.
Presentó en la Cámara Baja, de
aquella época, un proyecto de ley de reforma agraria enteramente radical para
repartir la tierra entre el campesinado que, dicho sea de paso, ni
siquiera se discutió. Lo encarpetaron y paso de frente al archivo del olvido
total congresal. El documento si salió, oportunamente, en forma de libro bajo
el titulo de: “Guerra a Muerte al Latifundio”.
Con la medida, el autor pretendía
abolir las formas de trabajo calificadas por él como serviles, en todas sus
manifestaciones. Asimismo estableció límites a la propiedad terrateniente,
postuló la indemnización a los propietarios con bonos organizados en
asociaciones, sindicatos y comunidades.
EXPULSION
Abogó también, en esa época, por
la nacionalización del petróleo y la gran minería. Algo de eso se hizo en
el régimen militar de Velasco y resultó, por donde se le vea, un fracaso total.
Las mentadas reformas nos sumieron en una crisis total, que hasta ahora
arrastramos. Pero allí no tuvo nada que ver el insigne profesional. Por el
contrario, resultó un opositor a esa dictadura en sus dos fases que duraron
casi 12 años, de 1968 a 1980.
El Partido Aprista decidió su
expulsión en la V Convención Nacional, realizada el mes de Octubre de 1959. Lo
mismo se hizo con el grupo que actuaba conformado por otros militantes:
Luis de la Puente y Uceda, Gonzalo Fernández Gasco, Manuel Pita, Máximo
Velando, Luis Olivera Balmaceda, padre del posterior congresista, Fernando
“Popy” Olivera Vega, Walter Palacios y Elio Portocarrero, entre otros.
En base a este grupo se creó el
“Comité Aprista de Defensa de los Principios Doctrinarios y la Democracia
Interna”. A renglón seguido, en Mayo de 1960 se constituyó, con los mismos
cuadros, el Apra Rebelde que tomó, dos años después, el nombre de
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), ya de clara orientación marxista.
SOPRENDENTE
Lo que no se sabe a cabalidad si,
efectivamente, Malpica luchó en la guerrilla de 1965 que, dicho sea de paso,
resultó un fracaso y arrasada por completo por el Ejército. En tiempos del
primero gobierno de Belaunde. No se merecía el régimen enteramente democrático
presidido por el Arquitecto, ni menos el Perú, una irrupción violenta de
este tipo.
Hay algunas corrientes de opinión
que aseguran que el destacado dirigente no estaba muy de acuerdo con el
levantamiento armado, por no tener una base sólida de doctrina y consolidación.
Ni tampoco efectivo apoyo popular. Sin embargo, tal posición carece de
fundamento documentario y de declaraciones públicas y precisas del involucrado.
La incluimos porque eso es lo que se comentó, con intensidad, en los círculos
políticos de aquellos tiempos.
Lo cierto y comprobado es que, en
Noviembre de 1967, fue candidato a diputado por Lima de lo que se denominó el
Frente de Unidad de Izquierda, durante una elección complementaria para cubrir
la vacante de un miembro de la Cámara Baja fallecido, el laureado escritor Ciro
Alegría.
La alianza estuvo
impulsada, principalmente, por el Partido Comunista Ortodoxo el que seguía los
lineamientos de la Unión Soviética, critico implacable de la guerrilla de de la
Puente. El postulante sacó una significativa votación que, efectivamente, llamó
la atención, logrando un sorprendente 17%. El mejor desempeño de un candidato
de izquierda hasta entonces.
GUIÑAPO
El triunfante de los
comicios fue el postulante del Apra y la Unión Nacional Odriista: el abogado y
periodista arequipeño conservador Enrique Chirinos Soto, en cuya campaña
electoral enarboló el impactante lema, “Tú Protesta es mi Protesta”, con el
44.9% de los votos. Mientras que el candidato de Acción Popular y la Democracia
Cristiana, el educador y ex ministro Carlos Cueto Fernandini, logró el segundo
lugar, acumulando 38.2%. Estas elecciones se realizaron después de una tremenda
devaluación que llevó el dólar de 27 a 45 soles.
Volvamos a la guerrilla para
juzgarla en su entera significación. Desde el punto de vista político, el MIR
era un engendro rebelde del Apra que pasó a ser maoísta, foquista militarmente.
Con ideas castristas. La agrupación, minúscula y extremista, recibió
apoyo de los cubanos.
Un conglomerado aberrante
que nunca tuvo posibilidades efectivas de éxito. Ni tampoco puso en jaque al
país. Levantados en distintos puntos del Perú, los guerrilleros en ningún
momento recibieron la adhesión del pueblo. Mucho de idealismo equivocado, poca
coherencia y menos habilidad.
Hasta se aseguró que de la
Puente, ni siquiera, pudo luchar con efectividad porque le faltaba salud.
Este hombre, de origen trujillano socialmente linajudo, sufría
constantemente tremendos ataques de asma que lo convertía en un
guiñapo humano, incapaz de agarrar un arma e incluso disparar al
enemigo.
PENA DE MUERTE
Según un estudio hecho por el
analista y ex diputado de Izquierda, Carlos Tapia García, titulado “La
Estrategia Contrasubversiva y la derrota de Sendero Luminoso”, los del MIR
trasladaron, entre Mayo y Diciembre de 1964, a sus cuadros a varias zonas
rurales: Ayabaca, Jaén y Huamachuco en el norte. Andamarca y Púcuta en la ceja
de selva de Junín y a un sector de difícil acceso conocido como Mesa Pelada, en
la provincia de la Convención y Lares del departamento del Cusco.
El grupo de Huamachuco fue
capturado antes de llegar a instalarse en la zona seleccionada y el de Jaén se
trasladó a Ayabaca, conformándose sólo tres guerrillas denominadas de la
siguiente manera: Túpac Amaru en Junín, Manco Capac en Atabaca y Pachacutec en
la Convención y Lares.
El 9 de Junio de 1965 inició sus
acciones la guerrilla Túpac Amaru, asaltando la mina Santa Rosa y volando
el puente de Runatullo. El 17 de Junio, en la quebrada de Yahuarina,
emboscaron a una patrulla de la guardia de asalto de la entonces Guardia Civil.
Le ocasionaron nueve bajas y se apropiaron de su armamento.
El Poder Ejecutivo se vio
obligado a disponer la intervención de las Fuerzas Armadas para acabar con la subversión,
en el menor tiempo posible. El Congreso aprobó la pena de muerte contra
aquellos que se levantaron en armas.
PLANEAMIENTO
El planeamiento militar fue
simple. Se trataba de aniquilar los focos guerrilleros que estaban
perfectamente ubicados, como producto de un eficaz trabajo de inteligencia.
Para tal efecto, las fuerzas del orden legítimas emplearon, en total, tres
batallones seleccionados que primero cercaron la guerrilla Pachacutec con sus
principales dirigentes. De la Puente entre ellos y, el 23 de Octubre de 1965,
la ubicaron en la localidad de Amaybamba, siendo totalmente aniquilada.
Posteriormente reforzaron, con
estas mismas tropas, el cerco tendido por los soldados sobre la guerrilla Túpac
Amaru y la obligaron a dispersarse. Al poco tiempo, capturaron a sus
dirigentes que también murieron. La guerrilla Manco Cápac nunca entró en
acción y, para romper el cerco, sus conformantes tuvieron que atravesar la
frontera con el Ecuador. Cuando posteriormente reingresaron al país, sus
principales dirigentes y cuadros fueron detenidos.
El número de guerrilleros que
participaron en las acciones llegaron a superar el centenar. Aproximadamente la
mitad de ellos fallecieron. De parte de las FFAA, las bajas heroicas bordearon
la treintena.
El operativo contrainsurgente
duró seis meses. Al cabo de los cuales el Comandante General del Ejército, en
una sesión especial del Gabinete Ministerial y con la presencia del
Presidente Belaunde, pudo informar ante la opinión pública de la misión cumplida
a cabalidad.La tranquilidad pública retornó al país, para bien de todos los
peruanos.
PRESO
En la década del 60, la cárcel no
le fue ajena a Malpica. Afrontó su reclusión y pérdida de la libertad en la
colonia penal de El Sepa ubicada en la inmensidad de la selva peruana, en
tiempos de la Junta Militar de Gobierno de 1963. Lo mismo ocurrió en el
Frontón, situado en el puerto del Callao, dos años después, por su
presunta participación en el connato guerrillero encabezado por de la Puente y
Uceda.
Velasco lo deportó a la Argentina
en 1975 y Morales Bermúdez lo persiguió a mansalva policialmente, en fecha
posterior, por su responsabilidad en los movimientos reivindicativos de la
Federación de Pescadores, a la cual asesoraba. En esta oportunidad, casi un año
permaneció en la clandestinidad.
Fue designado por el pueblo como
miembro de la Asamblea Constituyente en 1978-1979, en la lista izquierdista
de la Unidad Democrático Popular (UDP). Postuló sin éxito y con reducida
votación popular a la Presidencia de la República en 1980, elecciones que
fueron ganadas impecablemente por Fernando Belaunde Terry.
SENADOR
Lo que si lo eligieron, en esa
oportunidad, Senador de la República por el Partido Unificado Mariateguista
(PUM). Había participado en su fundación que era una confluencia de
agrupaciones marxistas tales como: Vanguardia Revolucionaria (VR), Partido Comunista
Revolucionario (PCR) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Senador en el siguiente periodo 85-90 y reelegido del 90 al 92 por las filas de Izquierda Unida. Su bandera central, en dichos años, la moralización administrativa y se convirtió en un tenaz perseguidor de la corrupción y la inmoralidad.
Simultáneamente a su carrera
política, ejerció la cátedra universitaria en la Universidad Nacional Federico
Villareal, con pleno dominio y conocimiento de las actividades productivas del
país. Siempre con la reflexión previa y documentada, como tenaz defensor de los
recursos naturales.
La muerte lo sorprendió durante
una recepción que se llevó a cabo en la casa del líder de la Democracia
Cristiana, Héctor Cornejo Chávez, quien había invitado a un grupo significativo
de políticos de diferente color partidario para celebrar su cumpleaños.
FALLECIMIENTO
El distinguido dirigente, que ya
sufría de serios problemas cardiacos, luego de conversar con distintas
personalidades colegas suyos en el Parlamento, de distintas épocas, se
dirigió al baño de visitas, luego de despedirse, sin decirle nada a nadie, para
tomar una pastilla sublingual que le había recetado su médico. Ingreso a
dicho lugar, cerró la puerta con seguro y nunca más la pudo abrir. La reunión de
camaradería se desarrollaba en todo su esplendor.
Los minutos pasaron y la
concurrencia comenzó a sorprenderse, por no poder usar dicho servicio.
Hasta que se abrió el compartimento de madera, sin saber lo que efectivamente
había ocurrido, en los servicios higiénicos.
Estaba sentado inclinado en el
wáter con una de las manos en la boca y la cápsula cerca a la lengua que no
llega a tomarla. La otra extremidad superior en el suelo, sosteniendo
enclenque el cuerpo. Ya era cadáver, por efectos de un fulminante ataque
cardíaco que le causó de inmediato la muerte.
Un clamor intenso de pena,
mezclada con una sorpresa dolorosa general, se propagó por la casa. Todos
los concurrentes estaban entre muy sorprendidos e intensamente impresionados.
Nadie podía creer lo que había ocurrido. Si hacia unos minutos, Carlos Malpica,
departía alegre con los asistentes entre risas y conversaciones intensas. Su
vida se había acabado a los 64 años. El Perú estaba de luto, por el
fallecimiento de un significativo pensador. Era el 15 de Noviembre de 1993.
OPINA LA PRIMOGENITA
Entre los testigos presenciales
del suceso trágico, además de Cornejo Chávez, estuvieron: el que fue Diputado
por Lima entre 1963 y 1968, Alfredo García Llosa, el ex Ministro de
Agricultura y también parlamentario por Huánuco en ese mismo periodo, Rafael
Cubas Vinatea, los dirigentes democristianos, César Carrillo Salinas, Manuel
Ruiz Huidobro, Ernesto y Gachi de Melgar, Juan Medina, los hermanos
Alvarez, el ex Canciller Rafael Roncagliolo y Alfredo Filomeno Jarrín, ex
seguidores del líder de la DC dueño de casa y dirigentes del Partido
Socialista Revolucionario (PSR).
En su desenvolvimiento
personal, era un hombre de trato afable. Tremendamente conversador y
evidentemente bromista. A carta cabal, un contador ameno de un sin fin de
anécdotas e historias de todo tipo y condición. Así lo recuerda, con inmenso
cariño, su hija mayor María del Pilar Malpica Coronado, quien es una renombrada
abogada penalista de profesión.
Ella subraya mucho las enseñanzas
de su padre que le inculcó, a pie juntillas, a plantarse en una existencia de
sólidos principios. Por eso es que le decía con convicción: “Vive de
tal manera que nadie te reclame nada, para que seas respetada más que temida.
Hazte valer y que, de todas maneras, tú vida valga la pena” Palabras
de profundidad eminente que nunca olvida y que le sirven como modelo, habiendo
transmitido por eso, a sus hijas, lo mismo. ¡Qué buen padre y qué buena madre!
CONCLUSIONES
Más aún, las frases son de entero
significado que las lleva presentes porque, para Marita, su progenitor forma
parte de “los muertos que nunca mueren por todo lo positivo que
dieron”… Malpica vive, efectivamente y en sentido figurado, con sus
recuerdos y su acrisolada honradez de todas maneras”, sostiene con convicción
plena.
Los otros vástagos del eminente
pensador son: Carlos Alberto Malpica Coronado de profesión Médico
Cirujano, Gabriela Ximena, Cirujana Dentista y Carla Verónica Malpica
Molina, diseñadora publicitaria. Su viuda, Teresa Blanca Margarita Molina
Pongthaget, fallecida lamentablemente el año pasado.
Vida de polendas, vida intensa de
realizaciones plenas en el plano del pensamiento peruano y en el
desenvolvimiento parlamentario. El personaje insigne tomó partido, puso el
pecho valientemente y se la jugó por entero. Hacerlo, como él lo hizo, ya es un
mérito.
Recordarlo, evidentemente,
una obligación porque hasta hoy en día necesitamos políticos de la
transparencia total de aquel hombre que si creyó que se puede caminar por la senda
de la honradez, aunque se enarbolen doctrinas e ideologías que no concuerden
con la realidad. No reconocerlo sería un pecado antidemocrático. Este
sistema, el menos malo de la faz de la tierra, tiene que acogerlo de todas
maneras. Si se quiere ser consecuentes Por eso hay que decir claramente,
a los cuatro vientos: ¡Malpica fue un gran hombre público! (Edgardo
de Noriega)
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