sábado, 10 de octubre de 2015

Alberto Flores Galindo : EL MARXISMO PERUANO DE MARIATEGUI

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En este artículo publicado en Amauta en 1978 Alberto Flores Galindo nos relata las peculiaridades del Marxismo de Mariátegui, sobre su redescubrimiento por José Aricó (que lo rescató del olvido), algunas divergencias con otras concepciones nocivas del marxismo, etc. Entiéndase que la acusación de dogmatismo al marxismo ortodoxo – en el artículo - no es en cuanto a los principios sino en cuanto a la cuestión gnoseológica.Sobre Galindo hay que decir que fue un intelectual auténtico que contribuyó en muchos aspectos a la comprensión del Perú. Si bien no fue un intelectual muy vinculado a la praxis política es innegable sus aportes, cuya obra más lograda fue Buscando un Inca. Algunos han querido ver en él al intelectual de la izquierda burguesa pero creo que en tanto investigador teórico, es importante entrar en diálogo con sus ideas para encontrar lo rescatable de su obra y vincularla a la praxis. En los ochentas sendero pateó el tablero contra toda teoría de “izquierda” y al hacer eso tuvo una actitud antimarxista porque redujo todo el marxismo a praxis (*) a sabiendas que el núcleo del marxismo consiste en la vinculación tanto de la teoría como de la práctica, y porque nunca realizó una crítica teórica consistente (filosófica y materialista) ni en las ideas del idealismo subyacente en la obra de Galindo. Seguro por ahí un imbécil dirá “es que no asumió”. Me podrían decir quién es el Jijuna hijo de puta que empezó con eso de “es que no asumió”? Fusílenlo.Sobre el concepto de aplicación - concuerdo con Galindo - es bueno decir que Mariátegui no buscó aplicar teorías foráneas ni en ser un mero glosador.


        
(*)Y reduccionismo a la violencia autoritaria, algo que es antimaoísta.







EL MARXISMO PERUANO DE MARIATEGUI  (*)

Alberto Flores Galindo


Entre los años 1930 y 1960 quienes se ubicaban al interior del comunismo podían prescindir de todos los riesgos que implicaba pensar libremente .Existía la “verdad universal” del marxismo-leninismo y frente a cualquier posible duda al momento de la, allí estaban las directivas de la Internacional o del Partido. Era un mundo seguro, rodeado  de verdades inconmovibles, donde además todo anunciaba la ineludible victoria final.   

NAVEGAR SIN FAROS

A partir de la década del sesenta, y sobre todo en años más recientes, estas concepciones entran en crisis: se cuestionan los procesos socialistas de Rusia y Europa Oriental, surgen agrias polémicas al interior de un movimiento que se creía monolítico, se critican experiencias más recientes como la china o la cubana y las divergencias dentro del llamado campo socialista llegan hasta los enfrentamientos armados (Vietnam y Camboya).

De esta manera, en pocos años, los “modelos” de revolución dejan de ser tales, desaparecen, y aquellos comunistas que no se sienten obligados a repetir errores se encuentran de improviso con que la revolución carece de “faros” que la guíen.Se produce, entonces, todo un movimiento inverso que busca encontrar al interior de la experiencia nacional, el sustento para el socialismo.

Hay que buscar en estas circunstancias al militante comunista José Aricó, intelectual argentino expulsado del partido por ejercer su derecho a pensar, que en la década del sesenta, buscando alejarse del dogmatismo descubre a un autor hasta entonces bastante olvidado: otro latinoamericano que en la década de 1920 había intentado la difícil aventura de pensar en el marxismo desde y a partir de la experiencia de su país: José Carlos Mariátegui.

 Aricó estableció en Córdova la revista – después editorial- Pasado y Presente para contribuir a renovar el debate sobre la transición al socialismo y la relación entre el partido y las masas, publicando textos de Magri ,Rossandra, Sartre, y también de esos viejos herejes que la ortodoxia stalinista, cuando no había excomulgado , los tenia olvidados , como Lukács,Gramci, Korsch y otros.Actualmente prosigue con esta tarea, obligado como tantos argentinos al exilio ,desde la editorial Siglo XXI en México.  

LA VUELTA A MARIATEGUI

Aricó ha estado en Lima dando un ciclo de conferencias, discutiendo y conversando sobre la historia del socialismo en América Latina.Sabiendo imprimir una especial pasión a sus ideas nos ha propuesto una imagen poco convencional de Mariátegui,según la cual su valor como marxista radica en que estuvo poco ajustado al “dogma”, en la profunda originalidad de su obra ,que lo distingue de otros marxistas latinoamericanos para ubicarlo al lado de los grandes innovadores del pensamiento de Marx.

Ocurre que Mariátegui – en una época en la que el movimiento comunista se aproximaba al dogmatismo – no buscó “aplicar” el pensamiento de Lenin, a pesar de todo  el impacto de la Revolución Rusa sino que, por el contrario, pensó que el marxismo era sólo un instrumento , un medio para pensar su realidad, para intentar comprender al Perú y que esta empresa exigía paralelamente un movimiento inverso , que lo llevó a repensar el marxismo desde la experiencia intelectual e histórica del Perú.

Unir marxismo y nación, el socialismo creado en Occidente con la tradición andina, hacen de Mariátegui un “creador” y no un “glosador” de Marx.El fundador del marxismo peruano (o latinoamericano).  

Pero, con todas estas características, ¿cómo se explica el fenómeno Mariátegui? Para Aricó la respuesta debe buscarse entre razones en que Mariátegui, aparte de su conocimiento del marxismo, conocía la cultura de su época – Sorel,Coletti , Freud – y se había compenetrado con la producción intelectual peruana,como el indigenismo de Valcárcel ,Sabogal y otros.  

Esos fueron los grandes andamios sobre los que sustentó su lectura original del marxismo; desde allí interrogó a los textos de Marx y Lenin.El elemento que vinculó a estas fuentes , aparentemente tan diversas, fue la idea del “mito”: un concepción según la cual la validez de las ideas aparecía relacionada con su fuerza para encarnarse en las masas.

Los indigenistas reivindicaban los viejos mitos campesinos que anunciaban un renacimiento de la cultura andina; Sorel en Europa insistía en el “valor perenne del mito en la formación de los grandes movimientos populares”: Mariátegui pensó que el socialismo estaba llamado a ser el mito de nuestro tiempo y que este mito podía recoger e incorporar viejos elementos colectivos desarrollados por la experiencia “comunista” de la sociedad andina.

De esta manera el socialismo, trayendo nuevos aportes de Occidente, reivindicaría una historia negada desde el siglo XVI por la conquista española y , revitalizando las comunidades y a la vida campesina,abriría el camino para la solución del problema nacional en el Perú.

Socialismo y nación confluían con mayor fuerza porque aparecían contraponiéndose a la penetración imperialista  y a una clase dominante incapaz de garantizar la independencia del país.Pero para que realmente se fusionaran socialismo y nación el marxismo peruano no podía ser “calco ni copia”, lo que significaba que era un imperativo desarrollarlo autónomamente ,creadora e imaginativamente.

José Aricó piensa que este proyecto se interrumpió en 1930 con la muerte de Mariátegui, y que persiste como un desafío para el desarrollo del marxismo en el Perú y en América Latina.  





(*) Publicado en AMAUTA NO 196, LIMA, 31 DE OCTUBRE DE 1978, P.8.





 PUNTO Y APARTE



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