Herbert
Marcuse: la racionalidad tecnológica unidimensional como aporte a la teoría
crítica
Por
Arturo Fernández*
*
Profesor de Ciencia Política en la UBA y la UNSaM.
Resumen
El
artículo revisa el derrotero intelectual de Herbert Marcuse, haciendo hincapié
en su carácter renovador de la filosofía marxista y su capacidad de interpretar
muchos de los cambios sufridos por las sociedades modernas a partir de los años
60. Se mencionan los principales aportes de su teoría crítica de la sociedad, y
la actualidad de muchos aspectos de su injustamente descuidada obra.
Palabras
clave: Marcuse; Teoría crítica; Marxismo; Sociedad industrial; Nueva izquierda
Abstract
The article analyses Herbert
Marcuse's intellectual trajectory, focusing on its refreshing nature for
Marxist philosophy and his ability to interpret many changes of modern
societies since the 1960s. The article especially mentions the main
contributions of his critical theory of society, and the relevance of many
aspects of his unfairly forgotten work.
Key words: Marcuse; Critical theory;
Marxism; Industrial society; New left
Herbert
Marcuse fue uno de los filósofos políticos alemanes que integró la denominada
Escuela de Frankfurt. Aunque presenta figuras heterogéneas, esta corriente
intelectual se inició hacia 1930 y constituyó un intento de adaptación del
marxismo a los cambios que se produjeron desde principios del siglo XX. Sus
grandes figuras fueron sobre todo Max Horkheimer, Theodor Adorno, el propio
Marcuse y más recientemente Jürgen Habermas. Todos ellos desarrollaron
abstracciones filosóficas y teóricas originales para revitalizar el legado
crítico de la obra de Karl Marx.
Marcuse
ganó renombre mundial durante la década de 1960 como filósofo y analista
político que, desde una carrera de ciencia política de una universidad
norteamericana, intentó identificar las raíces de la opresión de la sociedad industrial
capitalista y colectivista, previendo la sublevación de jóvenes que se concretó
hacia 1968 particularmente en Estados Unidos, Checoeslovaquia y Francia. Sin
embargo, la "primavera" renovadora de ese año se extendió por el
mundo entero generando cambios irreversibles en las relaciones sociales más
diversas: aparecieron el neo-feminismo que lucharía por una creciente igualdad
real entre el varón y la mujer, los movimientos de homosexuales y lesbianas,
las identidades regionales y nacionales oprimidas durante siglos, el ecologismo
que enfrentaría la peligrosa destrucción de la naturaleza, la movilización
juvenil que intentaría limitar el poder gerontocrático, y la revolución de las
costumbres sexuales ligada a la aparición de la pastilla anti-conceptiva.
Dichos cambios cuestionaban la represión excedente que el filósofo alemán había
señalado como una característica constitutiva de las sociedades industriales.
Profesor
universitario e investigador que produjera libros y artículos que ayudaban a
comprender dicha realidad, Marcuse fue percibido como formador de la práctica
política de jóvenes miembros de la "nueva izquierda" como la
norteamericana Angela Davis y el alemán Rudi Dutschke. Aunque él nunca fue un
activista, en los últimos años de su vida se transformó en un defensor de esa
"nueva izquierda" en los Estados Unidos y en Europa.
En
consecuencia, el filósofo alemán se convirtió en un intelectual relativamente
popular durante las décadas de 1960 y de 1970, capaz de influir sobre la vida
política e ideológica. El ulterior ascenso del neoliberalismo, hacedor de
sociedades cada vez más injustas, oscureció su contribución a la filosofía y a
la teoría política. Sin embargo la misma adquiere mayor relevancia cuando la
ilusión de una globalización capitalista que genere bienestar general para
todos los pueblos y grupos sociales está en camino de extinguirse en buena
parte del mundo.
La formación de Marcuse: Heidegger y el
marxismo
Marcuse
nació en 1898 en Berlín, y tras servir en el ejército alemán en la Primera
Guerra Mundial, prosiguió sus estudios en la Universidad de Friburgo. Después
de recibir su doctorado en literatura en 1922, y tras una estancia en su ciudad
natal, regresó a Friburgo en 1928 para estudiar filosofía con Martin Heidegger,
entonces el filósofo más influyente en Alemania.
En
un artículo publicado en 1928 Marcuse realizó su primer intento de llevar a
cabo una síntesis de las perspectivas filosóficas de la fenomenología, el
existencialismo y el marxismo; décadas más tarde profundizarían esta
perspectiva filósofos de la talla de Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty.
Marcuse había argumentado entonces que el pensamiento marxista era mucho más creativo
que el proclamado por la rígida ortodoxia de la Tercera Internacional guiada
desde Moscú, y que la fenomenología filosófica estaba en condiciones de
vivificar la teoría social crítica. Él también afirmaba que el marxismo
olvidaba parcialmente el problema del individuo y de su vida concreta y, al
contrario, auspiciaba el desarrollo de una concepción que privilegiara la
liberación individual y su bienestar, además de la transformación social y las
posibilidades de una transición del capitalismo al socialismo.
Marcuse
siguió sosteniendo durante toda su vida que Heidegger era el más grande
pensador que él había encontrado; sus archivos incluyen un conjunto completo de
sus apuntes de la década de 1920 hasta que dejó Friburgo en 1933, y en ellos
surge su interés en la filosofía de Heidegger y su devoción por sus
conferencias. El desvelamiento del rol que la tecnología juega en la sociedad
industrial no es ajeno a esas enseñanzas. Sin embargo, Marcuse estaba
consternado por la proximidad política de Heidegger con el nacionalsocialismo
y, después de completar una investigación sobre Hegel y la teoría de la
historicidad, decidió abandonar Friburgo en 1933 con el fin de unirse al
Instituto de Investigación Social de Frankfurt, donde investigaban Horkheimer y
Adorno. El ascenso del nazismo condujo a este grupo de intelectuales judíos
críticos a intentar establecerse prontamente en Ginebra y luego en la
Universidad de Columbia en los Estados Unidos.
El
estudio de Marcuse sobre la ontología de Hegel y la teoría de la historicidad
(1932) contribuyó al renacimiento de los estudios hegelianos que estaba
teniendo lugar en Europa, haciendo hincapié en su importancia para comprender
el sentido de la historia y el de su teoría idealista del espíritu, en
particular su dialéctica. La revalorización de Hegel implicaba estudiar con una
nueva mirada el marxismo. Por otra parte, Marcuse publicó en 1933 una revisión
de los Manuscritos de 1844 de Marx, lo cual condujo a analizar su legado desde
el punto de vista de sus obras de juventud. Estos trabajos revelan a Marcuse
como un estudiante agudo de la filosofía social alemana, lo cual lo perfilaba
como uno de los filósofos sociales más prometedores de su generación.
Su contribución a la teoría crítica de la
sociedad
Como
miembro del Instituto de Investigaciones Sociales, Marcuse se involucró
profundamente en sus proyectos de trabajo interdisciplinario que incluían un
modelo para la teoría social crítica, el desarrollo de una teoría de la nueva
etapa del Estado y el capitalismo monopolista, la articulación de las
relaciones entre la filosofía social, la teoría y la crítica cultural, y un
análisis sistemático del fascismo alemán. Marcuse, ya identificado con la
"teoría crítica" del Instituto, estuvo cerca de Max Horkheimer, T.W.
Adorno y otros colegas del mencionado Instituto. Ello derivó en la génesis de
su marxismo crítico, de base antipositivista y derivado lógicamente de la
crítica a la dialéctica hegeliana.
Marcuse
vivió una experiencia decisiva al entrar en contacto con Max Horkheimer. Su
influencia se tradujo en una verdadera transformación de su pensamiento, que
entonces se liberó de su subordinación a la concepción hegeliana.
Asumió
como suya la horkheimeriana "teoría crítica de la sociedad", y luego
realizó una serie de investigaciones y análisis que tenían como objeto la
recuperación, en sentido marxista, de la dialéctica hegeliana para plantear de
forma correcta la relación entre "teoría" y "praxis". Su
marxismo, al igual que el de Horkheimer, tomaba como referencia la obra y la
acción de Rosa Luxemburgo. El asesinato de esta revolucionaria ejemplar en
1919, los llevó a abandonar para siempre el Partido Socialdemócrata Alemán que
se había hecho cargo del gobierno, y por lo tanto de la represión del intento
revolucionario consecutivo al fin de la "Gran Guerra".
Su
colaboración con el Instituto de Estudios Sociales de Frankfurt, dirigido por
Horkheimer, consistió en una serie de ensayos entre los que se destacan
"Der Kampf gegen den Liberalismos in der totalizaren Staatsauffassung"
(1934), "Uber den affirmativen Charkter der Kultur" (1937) y
"Zur Kritik des Hedonismos" (1938). Estos ensayos, junto con otros
que abarcan el período entre 1933 y 1965, fueron reunidos en la obra titulada
Kultur und Gesellschaft que fue publicada en 1965. Además, colaboró con
Horkheimer en sus estudios sobre la familia, que desembocaron en Studien ubre
Autoritat und Familia, publicado en París en 1936.
En
Estados Unidos Marcuse se convirtió en miembro del Institute of Social Research
en la Universidad de Columbia, junto con sus colegas exilados. Por otra parte,
desde 1942 hasta 1950, trabajó en el Office of Strategic Services de los
Estados Unidos; colaboró en calidad de investigador científico y de docente en
el Russian Institute de la Universidad de Columbia (1951-1952) y en el Russian
Research Center en la Universidad de Harvard (1953-1954). En 1954 empezó a
enseñar Ciencias Políticas en la Brandeis University, de la cual se trasladó
más tarde a una universidad de California. A pesar de establecer definitivamente
su residencia en Estados Unidos, mantuvo un contacto constante con Europa,
viajando a menudo a Alemania, Francia y Yugoslavia.
Oponiéndose
a una racionalidad puramente formal y tomando como referencia a Hegel y Marx,
Marcuse atacó la que pretendía establecerse como explicación única de la
realidad. En Razón y revolución, publicado en 1941 y más tarde completado en
una nueva edición ampliada en 1954, contrapuso la visión positivista de la
sociedad, planteada en su forma más completa por Comte, con la perspectiva del
movimiento de la dialéctica hegeliano-marxista, intentando separar al marxismo
de sus aspectos deterministas y presentándolo como una interpretación de la
realidad histórico-social en permanente transformación. La dialéctica concebida
por Hegel habría sido convertida por Marx en un instrumento de crítica radical
de la sociedad capitalista que fundó una ciencia social integral; pero toda
ciencia tiene que estudiar la realidad en permanente movimiento dialéctico,
única forma de evitar los dogmatismos.
Su original abordaje de la sociedad
industrial
Como
parte del "poder de lo negativo" (en el pensamiento comprendido
dialécticamente) Marcuse hizo más aguda su crítica a toda sociedad industrial
(capitalista y soviética) en Eros y civilización (1955), resultado de una
investigación filosófico-social acerca de Freud. Este libro fue un
significativo aporte a la definición crítica de las relaciones entre el
marxismo y el psicoanálisis. Con base en esta lectura de su fundador,
traspasada por la tradición de la corriente cultural alemana que pretendía
emancipar al género humano, Marcuse esbozó las líneas generales de una
civilización caracterizada por una represión excedente que derivaba del rol de
la técnica y la tecnocracia en las sociedades industriales. Al mismo tiempo
pensaba la posibilidad de una sociedad no represiva que implicara la
eliminación del trabajo enajenado, la promoción del juego y de una libre y
abierta sexualidad con el fin de alcanzar una sociedad y cultura más felices.
Todo ello era irrealizable en el seno de las sociedades industriales. Su visión
de la liberación anticipó muchos de los valores de la contracultura de los años
60 y ayudó a que el pensamiento de Marcuse se convirtiese en una influencia
importante durante esa década. En este período también él se interesó vivamente
en Dilthey y en la fenomenología de Husserl, preocupado por la adaptación de
estos enfoques a la teoría cr´tica. Entre 1928 y 1932 también había colaborado
en algunas revistas, entre ellas Philosophische Hefte, Archiv fur
Sozialwissenschaft y Die Gesellschaft y fue durante algún tiempo director de la
última de ellas.
En
1958 Marcuse se titularizó como Profesor en la Universidad de Brandeis y se
convirtió en uno de sus más influyentes miembros. Durante su período de trabajo
en los servicios del gobierno estadounidense, Marcuse había sido un
especialista en fascismo y comunismo y había recogido material sobre la
realidad del régimen comunista. En ese mismo año publicó un estudio crítico de
la Unión Soviética que rompió un tabú de la crítica social marxista que se
rehusaba a hablar en contra de los regímenes comunistas que eran considerados,
en el peor de los casos, como un mal menor. Al intentar desarrollar un análisis
de muchos aspectos de la URSS, Marcuse centró su crítica en la burocracia
soviética, la cultura, los valores y las diferencias entre la teoría marxista y
la versión soviética del marxismo. Esta experiencia habría adoptado caracteres
opresivos de la sociedad industrial y de la tradición rusa. Ello lo alejó
definitivamente de la ortodoxia de los partidos comunistas vinculados a la
tradición de la Revolución de Octubre de 1917. Sin embargo, distanciándose de
los que interpretaban al comunismo soviético como un sistema burocrático
cerrado e incapaz de reforma y democratización, Marcuse también señaló el
potencial de "las tendencias de liberalización" opuestas a la
burocracia estalinista.
A
continuación Marcuse publicó una amplia crítica de los capitalismos avanzados
en One Dimensional Man (1964) (El hombre unidimensional), su obra cumbre. En
este libro esboza la teoría de la decadencia del potencial revolucionario en
las sociedades capitalistas, en particular la de Estados Unidos, y el
desarrollo de nuevas formas de control social. Marcuse argumentó que "la
sociedad industrial avanzada" había creado falsas necesidades en los
individuos integrados en el sistema actual de producción y consumo. Los medios
de comunicación y la cultura, la publicidad, la gestión industrial y los modos
de pensamiento contemporáneos reproducían el sistema existente y eliminaban la
negatividad, la crítica y la oposición. El resultado fue un universo
"unidimensional" de pensamiento y de conducta en que la aptitud y la
capacidad para el pensamiento crítico, así como para las acciones de oposición,
fueron absorbidas por ese universo.
No
sólo el capitalismo había integrado a la clase obrera, es decir la fuente de
potencial de un movimiento revolucionario opositor, sino que había desarrollado
nuevas técnicas de estabilización por medio de políticas de Estado y nuevas
formas de control social. Más aún, esta sociedad tenía la capacidad de
mercantilizar cualquier forma de resistencia a la dominación del capital, lo
cual iría disolviéndola. Así Marcuse homologaba las supuestas libertades de los
regímenes capitalistas avanzados a las formas represivas del sistema soviético.
Funcionaba una esencia represiva derivada de la organización del trabajo y el
predominio de burocracias tecnocráticas en los dos tipos de sociedades
industriales. Asimismo, cuestionaba dos de los postulados fundamentales del
marxismo ortodoxo: la existencia de un proletariado revolucionario que lucharía
contra el capital, y el carácter inevitable de la crisis capitalista. A pesar
de cierto pesimismo respecto de la posibilidad de transformar las sociedades
capitalistas, Marcuse afirmaba en este libro que la reacción emancipadora se
desarrollaría en los márgenes de todas las sociedades industriales; los actores
del cambio serían estudiantes que no hubiesen entrado en el mercado de trabajo,
sectores marginales y países del subdesarrollado Tercer Mundo. Por ello las
ideas de Marcuse influyeron en muchos jóvenes que crearon la "nueva
izquierda" en la medida en que ellas articulaban el creciente descontento
con las sociedades capitalistas tanto como con las sociedades de tipo
soviético.
En
materia epistemológica y teórica planteaba en las conclusiones de su libro
central (Marcuse 1964: 277):
¿Es
que ello quiere decir que la teoría crítica debe abdicar y abandonar el terreno
a la sociología empírica? ( la sociología empírica se niega a ser tributaria de
una teoría , releva solamente de una metodología y es víctima de una ilusión;
ella tiene así una función ideológica proclamando que ha suprimido los juicios
de valor).
A su
vez, reconocía que la teoría crítica era incapaz de demostrar que, en las
sociedades industriales, había fuerzas sociales capaces de cambiarlas desde su
interior, y agregaba:
La
teoría crítica de la sociedad no posee conceptos que permitan recorrer la
distancia entre el presente y el futuro; ella no hace promesas, no ha tenido
éxito (y) ha permanecido negativa. Así ella puede mantenerse leal sólo hacia
quienes, sin esperanza, han dado y dan vida por la Gran Negación (los
marginados de esas sociedades) (Marcuse 1964: 281).
Por
otra parte, este trabajo es el de un analista político que estudiaba su
realidad y no la imaginaba: Marcuse había comprendido que en Estados Unidos se
estaba incubando una intensa rebelión de la juventud por una suma de factores sociales
y culturales y supo dar cuenta de ese hecho que tomaría dimensiones
universales. Cabe recordar que la reacción juvenil más importante entre 1965 y
1975 se registró en ese poderoso Estado. Marcuse (1964: 279-289) afirmaba:
Pero
la lucha que debe aportar la solución no puede tener las formas tradicionales.
Dadas las tendencias totalitarias de la sociedad unidimensional, las formas y
los medios tradicionales de protesta han cesado de ser eficaces -quizás ellos
se transforman en peligrosos porque preservan la ilusión de la soberanía del
pueblo (...) Sin embargo, por debajo de las clases populares conservadoras,
está el substrato de los parias y de los "outsiders", las otras
razas, los otros colores, las clases explotadas y perseguidas, los desempleados
y aquellos que no pueden emplearse. Ellos se sitúan al exterior del proceso
democrático; su vida expresa la necesidad más inmediata y más real de poner fin
a las condiciones y a las instituciones intolerables (...) Así su oposición es
revolucionaria aun cuando su conciencia no lo sea. Su oposición golpes al
sistema del exterior y por eso dicho sistema no la puede integrar.
Luego
siguió defendiendo la demanda de un cambio revolucionario y abogó por los
derechos de las nuevas fuerzas emergentes de la oposición radicalizada, lo que
le ganó el creciente odio de las fuerzas del "establishment"
académico y el respeto de los nuevos izquierdistas. One Dimensional Man fue
seguido por una serie de libros y publicaciones menores sobre los efectos de la
acción política de la "nueva izquierda". En "La tolerancia
represiva" (1965) atacó al liberalismo occidental, en la medida que se
negó a debatir las controversias surgidas en la década del sesenta,
confundiéndolas con una manipulación soviética; ello condujo a identificar
equivocadamente esa "nueva izquierda" con el comunismo tradicional.
Entonces Marcuse, ya jubilado en 1970 como profesor universitario, fue
descalificado de manera simplista y acusado de ser un radical intransigente e
ideólogo de la izquierda totalitaria, tal como había sucedido con muchos
autores críticos en la historia del pensamiento. Sus últimos trabajos fueron
polémicas con la mayoría de sectores académicos occidentales, la cual no supo
prever la rebelión juvenil de los años 60 y sobre todo no apreció ni midió sus
efectos duraderos. En "Ensayo sobre la liberación" celebró todos los
movimientos radicales existentes, desde el Vietcong hasta los hippies, y
criticó a los académicos conformistas que se oponían a los cambios derivados de
la acción de la "nueva izquierda". En el libro Counterrevoultion and
Revolt, por el contrario, aceptó la evidencia que le ofrecía la realidad cuando
las esperanzas más ambiciosas de los años 60 estaban siendo detenidas por los
efectos de la crisis estructural del capitalismo y el ascenso de una nueva
derecha que, en Occidente, proclamaba el fin de la intervención económica del
Estado y la destrucción de su acción social.
Durante
el período de su mayor influencia pública (1965-1975), Marcuse publicó
numerosos artículos de divulgación y pronunció conferencias en diversos países,
asesorando a veces a los estudiantes radicalizados de diversos países; viajó
mucho y su trabajo se discutió, a veces simplificado, en los medios de
comunicación. En los últimos años de su vida adquirió una popularidad no
siempre feliz, la cual le generó críticas en el a menudo acartonado medio
académico de punta. Marcuse también dedicó parte de su trabajo a la estética, y
su último libro, La dimensión estética (1979), defendía el potencial
emancipador de las formas artísticas. Marcuse creía que la revolución cultural
era una parte indispensable de la transformación revolucionaria, en paralelo
con ideas que había desarrollado el italiano Antonio Gramsci cuatro décadas
antes.
Las polémicas acerca de la obre de Marcuse
La
obra de Marcuse en filosofía y teoría social generó desde su apogeo una fuerte
controversia y a veces fue calificada como tendenciosa y muchas veces sectaria.
Sin embargo, gran parte de esa controversia se centraba en su crítica de las
sociedades capitalistas y su corta militancia pública promoviendo un cambio
social que emancipara al conjunto de la humanidad. Dichas críticas no
analizaban lo sustancial de su pensamiento.
Después
de su muerte en 1979, la influencia de Herbert Marcuse se fue desvaneciendo. La
forma en que su trabajo se fue ignorando aun en los círculos progresistas es
curiosa, ya que había sido uno de los teóricos radicalizados más influyentes
durante la transformadora década de 1960 y su obra siguió siendo un tema de
interés y controversia durante los años 70. Si bien la disminución de los
movimientos revolucionarios con los que estuvo involucrado ayudaría a explicar
el eclipse de la popularidad de Marcuse, hemos señalado que la rebelión juvenil
de fines de los años 60 fue fugaz pero sus efectos perduraron con mucha fuerza
hasta nuestros días. Quizás la falta de nuevos textos y publicaciones de la
obra de Marcuse ha contribuido a su relativo olvido. Mientras que en las
últimas décadas ha habido un gran número de nuevas traducciones de los trabajos
de Benjamin, Adorno y Habermas, no ha sido así con su obra. Además, ámbitos
intelectuales críticos han tenido más interés en los escritos de Foucault,
Derrida, Baudrillard, Lyotard y otros autores "posmodernos" o
"post-estructuralistas" y Marcuse no encajaba en los debates de moda
en el período posterior a 1980.
Es
cierto que, a diferencia de Adorno, Marcuse no anticipó los ataques posmodernos
a la razón y su dialéctica, y en su lugar suscribió un proyecto de
reconstrucción de esa razón y de alternativas también racionales a la sociedad
industrial existente. Tampoco la obra de Marcuse ejerció la fascinación póstuma
y polifacética de Walter Benjamin, conflictivamente ligado a la Escuela de
Franfurt pero creador inigualable de aproximaciones a las ideas de totalidad y
de emancipación. Él tampoco previó el surgimiento de una sociedad
post-industrial (¿sociedad del conocimiento?), la cual, después de 1980, relegó
a un segundo plano la concepción de liberación social en la medida en que una nueva
revolución tecnológica rescató al capitalismo de la crisis de los años 70,
hundió al socialismo "realmente existente" y generó esperanzas
ilusorias en el mercado global y sus libertades, sólo efectivas para los
incluidos.
Sin
embargo, el abandono de Marcuse fue negativo porque impidió publicar material
inédito y desconocido que se encuentra en sus archivos conservados en la
Stadtsbibliothek en Frankfurt. Allí se encuentran manuscritos muy interesantes
sobre la guerra, la tecnología y el totalitarismo de la década de 1940 y
algunos manuscritos de libros publicados, artículos y conferencias de los años
1960 y 1970 que pueden conducir a despertar más interés en su obra, de notable
complejidad y una relativa actualidad.
Un
cierto retorno a Marcuse es plausible. En primer lugar, él trató cuestiones que
siguen siendo de importancia para la filosofía y la teoría política. Además sus
manuscritos no publicados contienen material pertinente a las preocupaciones
actuales sobre la exclusión social de una parte significativa de la humanidad.
En segundo lugar, él desarrolló perspectivas perdurables sobre temas como la
dominación, la posibilidad de liberación, los grupos marginados y su capacidad
de lucha, abordados con un método coherente y sólido que no ha perdido valor.
En ese método se mezclan adecuadamente la perspectiva filosófica que defiende
la razón, alimentada por la evolución del pensamiento alemán moderno, con la
riqueza de la observación de las ciencias sociales empíricas. Presentó
enriquecedoras perspectivas teóricas sobre los seres humanos y su relación con
la naturaleza y la sociedad así como una explicación social y política a la
escandalosa carencia de justicia social en su época...y la actual.
Algunas conclusiones
Nuestra
revisión de la obra de Marcuse es limitada por la falta de la debida
profundidad con los que merecen ser analizados sus textos fundamentales; por
ello a continuación esbozamos conclusiones parciales y preliminares. En
retrospectiva, su visión de de la liberación y el desarrollo pleno del
individuo en una sociedad no represiva distinguió muy positivamente sus
escritos, junto con una aguda crítica de las formas existentes de dominación y
opresión que existían en la sociedad industrial y permanecerían o se habrían
agravado con la nueva revolución tecnológica de fines del siglo pasado.
Su
obra careció de un análisis empírico, sostenido aun en algunas versiones de la
teoría marxista contemporánea; y también de un análisis conceptual operacional,
desarrollado por las creaciones más sólidas de la teoría política académica.
Por ello fue y es improbable que sólo sectores marginales (desocupados,
sociedades periféricas, etc.) puedan ser el sujeto central de un cambio social
renovador. Tampoco Marcuse advirtió que en los campus norteamericanos atravesados
por corrientes radicalizadas que luchaban contra la guerra, el racismo y la
explotación se desarrollaban al mismo tiempo la PC individual, los chips, el
mouse o Internet; y él no previó la multiplicidad de los más variados
movimientos sociales que, desde 1980, surgirían para combatir diversas
estructuras opresivas.
Sin
embargo, Marcuse tuvo el acierto de demostrar cómo la ciencia, la tecnología y
la teoría en sí tienen una dimensión política, elaborando un sólido cuerpo de
análisis de-velador de los mecanismos de muchas de las formas dominantes de la
sociedad, la cultura y el pensamiento de la época en que vivió, las cuales no
son ajenas a la sociedad post-industrial. Asimismo sus trabajos principales
superaron las limitaciones de las tendencias de la filosofía y la teoría social
y política actuales que niegan la posibilidad del progreso social. Marcuse
enarboló siempre la defensa de la razón científica y sus escritos
proporcionaron un punto de partida viable para abordar problemas filosóficos y
políticos permanentes, particularmente en las periferias de las sociedades
desarrolladas que le interesaron con intensidad; su defensa de la razón
anticipó el peligro que constituiría el rechazo irracional de la sociedad
industrial. Su estrecha articulación de la filosofía con la teoría social, la
crítica cultural y las respuestas políticas adecuadas a realidades cambiantes,
parecen un legado perdurable.
Por
otra parte, Marcuse se distinguió como analista social, incluso capaz de
pronosticar importantes hechos sociales y políticos. Sucedió con su abordaje de
la rebelión juvenil de los años 60, pero anteriormente, fue uno de los primeros
filósofos de izquierda en desarrollar una aguda crítica del marxismo soviético
y, como dijimos, previó las tendencias liberalizadoras en la Unión Soviética en
su zona de influencia. Apreciar los hechos sin distorsiones ideológicas y con
mesura permite analizar seriamente la vida política; ello hacía el filósofo
Marcuse, y es patrimonio de pocos analistas.
En
parte como respuesta a la caída del comunismo y en parte como resultado de
nuevas condiciones tecnológicas y económicas, el sistema capitalista está
siendo objeto de desorganización y reorganización. La lealtad al marxismo de
Marcuse siempre lo llevó a analizar las nuevas condiciones de las sociedades
capitalistas que se generaron desde la época de Marx, camino ignorado por
diversos "marxismos" existentes. La teoría social puede construir
ahora, a partir de la tradición marcusiana, teorías críticas indispensables en
las sociedades del siglo XXI, basadas en el análisis de dichas transformaciones
del capitalismo, su creciente heterogeneidad y la aparición de un complejo y
vacilante sistema económico mundial.
Para
dicha tradición, la teoría social fue íntegramente histórica y capaz de definir
los fenómenos más destacados de cada época y sus cambios con respecto a
anteriores formas sociales, creando categorías novedosas y/o actualizadas.
Mientras que ciertas teorías postmodernas pretendieron postular una ruptura con
la historia, negándose a reflexionar sobre el sentido de la historicidad,
Marcuse trató de analizar las configuraciones del capitalismo en la cambiante
dinámica del proceso histórico.
Por
otra parte, él siempre puso especial atención en el importante papel de la
tecnología en la organización de las sociedades contemporáneas. El énfasis
marcusiano sobre la relación entre la tecnología, la economía, la cultura y la
vida cotidiana es especialmente importante en un momento en que comienza una
nueva era marcada por cambios tecnológicos excepcionales. También él prestó
alguna atención a la proliferación de nuevas tecnologías en los medios de
comunicación; las formas culturales aparecidas en los últimos años también
quizás necesiten apelar a una perspectiva de fuerte contenido histórico para
captar las potencialidades de ese proceso de cambio.
Por
último, mientras que diversas versiones de las teorías positivista y posmoderna
han renunciado a analizar la perspectiva de todo cambio social y político
sustantivo, Marcuse intentó vincular la razón crítica con los movimientos
políticos más radicalizados de la época y, por lo tanto, politizar su filosofía
y su teoría social; alejándolos del peligro de la irracionalidad y el
fanatismo. Dadas la actual multiplicidad de guerras de ocupación casi
colonizadoras y las diferencias sociales abismales que están generando una
conflictividad potencialmente explosiva e irracional, su pensamiento sigue
proporcionando importantes recursos y un estímulo para renovar de forma
permanente la teoría política crítica; en consecuencia, la relectura de sus
obras sigue proporcionando recursos importantes para estudiar la situación
actual, en la medida en que podría inspirar la indispensable diversidad de
teorías políticas que den cuenta de la variedad de formas de democratización
que realmente contribuyan a eliminar la explotación del hombre por el hombre.
Bibliografía
1. Alford, Fred C. (1985) Science
and the Revenge of Nature: Marcuse and Habermas, Gainesville, University of Florida
Press. [ Links ]
2. Bokina, John y Timothy Lukes
(eds.) (1994) Marcuse, from the New Left to the Next Left, Kansas, University
of Kansas Press. [ Links ]
3. Institut Sozialforschung (1992)
Kritik und Utopie im Werk von Herbert Marcuse, Frankfurt, Suhrkamp. [ Links ]
4. Marcuse, Herbert (1968)
Negaciones, Boston, Beacon Press.
[ Links ]
5.
Marcuse, Herbert (1969) Un ensayo sobre la liberación, Boston, Beacon
Press. [ Links ]
6. Marcuse, Herbert (1972)
Counterrevolution and Revolt, Boston, Beacon Press. [ Links ]
7. Marcuse, Herbert (1985) Soviet
Marxism: A Critical Analysis, Nueva York, Columbia University Press. [ Links ]
8.
Marcuse, Herbert (1994) El hombre unidimensional, Barcelona, Ariel. [ Links ]
9.
Marcuse, Herbert (2003) Eros y civilización, Barcelona, Ariel. [ Links ]
10.
Marcuse, Herbert (2003) Razón y revolución, Madrid, Alianza. [ Links ]
11.
Marcuse, Herbert (2007) La dimensión estética: crítica a la ortodoxia marxista,
Madrid, Biblioteca Nueva, [ Links
]
12. Marcuse, Herbert y Douglas
Kellner (2005) The New Left and 1960s, Londres, Routledge Press. [ Links ]
13. Pippin, Robert et al. (1993)
Marcuse, Westport, Greenwood. [
Links ]
---------------------------------------------------------------------------------------
SI DESEAS REALIZAR UNA DONACIÓN PARA ESTE BLOG Y QUE PERMITA ADEMÁS REALIZAR OTROS PROYECTOS AFINES CON LA CULTURA ,LA INFORMACIÓN Y LA DIFUSIÓN DE CONTENIDO CON FINES SOCIALES, LO PUEDES HACER BUSCANDO LA SIGUIENTE IMAGEN DONDE HACIENDO CLICK ACCEDERÁS A LA DIRECCIÓN DE PAYPAL DEL BLOG:
IF YOU WANT TO MAKE A DONATION FOR THIS BLOG AND THAT ALSO ENABLES OTHER PROJECTS RELATED TO THE CULTURE, INFORMATION AND DISSEMINATION OF CONTENT FOR SOCIAL PURPOSES, YOU CAN DO IT BY SEARCHING FOR THE FOLLOWING IMAGE WHERE BY CLICKING YOU WILL ACCESS THE PAYPAL ADDRESS OF THE BLOG:
SE VOCÊ QUER fazer uma doação a este blog, e também permite FAZER outros projetos relacionados à cultura, informação e conteúdo de transmissão com fins sociais, você pode fazer procurando este retrato onde CLICAR-lo para o endereço do blog do PayPal:
Wenn Sie eine Spende Um diesen Blog zu machen und erlauben auch andere Projekte im Zusammenhang mit Kultur, Information und BROADCAST CONTENT MIT SOZIALEN ZWECKEN machen, können Sie für dieses Bild DO, wo Sie auf die PayPal-Adresse BLOG klicken:
SI VOUS VOULEZ FAIRE UN DON À CE BLOG ET PERMETTRE AUSSI FAIRE D'AUTRES PROJETS RELATIFS À LA CULTURE, DE L'INFORMATION ET CONTENU BROADCAST à but social, vous pouvez CHERCHE cette photo où vous à l'adresse En cliquant PayPal BLOG:
SE VUOI FARE UNA DONAZIONE a questo blog e permettono anche EFFETTUARE ALTRI PROGETTI legate alla cultura, informazioni e contenuti trasmessi con finalità sociali, si può fare alla ricerca di questo quadro in cui si fare clic per l'indirizzo del blog di PayPal:
OTRA MANERA DE APOYAR AL BLOG ES HACIENDO CLICK EN LA ABEJA DE ADF.LY Y LUEGO SEGUIR LAS INSTRUCCIONES DE LA SIGUIENTE IMAGEN(MIENTRAS MÁS CLICKS DES AYUDARÁS A ESTE BLOG):
ANOTHER WAY TO SUPPORT THE BLOG IS BY CLICKING ON THE ADF.LY BEE AND THEN FOLLOWING THE INSTRUCTIONS OF THE FOLLOWING IMAGE (WHILE MORE CLICKS WILL HELP YOU WITH THIS BLOG):
OUTRA MANEIRA DE APOIO AO BLOG está clicando ADF.LY ABELHA E siga as instruções da imagem (o mais cliques ajudar este BLOG DES):
EINE ANDERE WEISE DER BLOG ZUR UNTERSTÜTZUNG anklickt ADF.LY BEE und folgen Sie den Anweisungen dieser BILD (Je mehr Klicks helfen, diesen BLOG DES):
Une autre façon de SOUTENIR LE BLOG EST ET BEE ADF.LY VOUS CLIQUEZ SUR SUIVRE LES INSTRUCTIONS DE ALORS CETTE IMAGE (LES PLUS CLICS aider ce BLOG DES):
Altro modo per sostenere il blog è CLICCANDO ADF.LY APE E quindi seguire le istruzioni dell'immagine (LE clic in più aiutano questo BLOG DES):
No hay comentarios:
Publicar un comentario