La Universidad Popular
desde José Carlos Mariátegui
José Toledo Alcalde
“Todas las investigaciones de la inteligencia contemporánea sobre la crisis
mundial desembocan en esta unánime conclusión: la civilización burguesa sufre
de la falta de un mito, de una fe, de una esperanza.”
José C. Mariátegui (El Hombre y el Mito, 1925)
La innoble mercantilización de la educación y el racional pragmatismo de lo
que otrora fue el apostolado pedagógico es motivo suficiente para ver con
esperanzas el reverdecer de la praxis revolucionaria del estudiantado en
América Latina. De allí la necesidad de redescubrir líneas de reflexión y
acción consecuente en personajes como Clorinda Matto de Turner (1852-1909);
Gabriela Mistral (1889-1957); Mercedes Cabello Llosa de Carbonera (1945-1909);
Manuel Gonzales Prada (1844-1908); José Julián Martí Pérez (1853-1895); José
Carlos Mariátegui (1894-1930); Alfredo Lorenzo Palacios
(1880-1965), José María Albino Vasconcelos Calderón (1882-1959) y José
Ingenieros (1877-1925) entre otras y otros.
A la luz del testimonio histórico de hermanos y hermanas como los citados,
señalamos que el protagonismo revolucionario estudiantil en América Latina
es una constante histórica que se prolonga y empodera a paso
acelerado. La organización estudiantil latinoamericana marcó las primeras
décadas del siglo pasado cruzando transversalmente el quehacer político
nacional, transbordando sus límites y contagiando a los demás pueblos de la
región. La insurgencia del estudiantado cordobés en la Argentina de 1918
(Manifiesto de Córdoba, 21/06/18)[1] no fue
ajeno a lo vivido en Perú (Cuzco, 1918); Chile (1920); México (1921; 1929 y
1933); Colombia (Bogotá, 1922); Cuba (La Habana, 1923); Paraguay (1927);
Bolivia (1928). Una suerte de red insurgente estudiantil desenvainó la
revuelta socio-política que a más de un gobierno liberal hizo tambalear.
Muchos coinciden que el cubano José Martí
y el peruano Manuel González Prada proporcionaron los valores fundantes,
éticos, ideológicos, políticos y filosóficos al movimiento estudiantil
latinoamericano. De la misma forma, fue el Manifiesto Cordobés (1918) que
influyó, como reacción en cadena, en las demás organizaciones estudiantiles de
América Latina. Sin contar con la velocidad vertiginosa de la tecnología del
siglo XXI; las redes de comunicación panamericana (estudiantil y laboral)
sostuvieron la estructura revolucionaria del movimiento obrero y
estudiantil en América Latina.
Obras de Manuel Gonzales Prada como Paginas Libres (1894)
y Horas de Lucha (1908) poseen la extraordinaria virtud de
proporcionar al imaginario colectivo latinoamericano la posibilidad de unir
esfuerzos, sin jerarquías de por medio, en torno a un solo sentimiento la
construcción de una sociedad latinoamericana justa, genuina y soberanamente
autónoma. En “El Intelectual y el obrero” (1 de Mayo de 1905) Gonzales Prada,
frente a la Federación de obreros panaderos, trazo el itinerario
político-ideológico de lo que vendrían ha convertirse, años posteriores, en las
Universidades Populares.
Es en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes Peruanos celebrado en la
ciudad del Cuzco-Perú (11-20 de Marzo de 1920) en donde se aprobó la creación
de las Universidades Populares. Es el líder estudiantil peruano Víctor
Raúl Haya de la Torre quien funda - en su casa de Villa Mercedes (Vitarte-Lima)
- la primera Universidad Popular “González Prada” (UPGP- 1921). Cabe
resaltar que en 1916 Haya de la Torre llevó adelante la creación del Centro
Universitario de Trujillo su ciudad natal, esta sería la antesala de las
futuras Universidades Populares (UP). Por otro lado, el 22 de julio de 1922 se
nomina “González Prada” a la UP (UPGP); estuvo presente en la ceremonia la
viuda de González Prada, Adriana de Veneuil de González Prada.
El 23 de Mayo de 1923 las Universidades Populares en el Perú y el
movimiento obrero se manifiestan en las calles en contra de la propuesta de
Augusto Bernardino Leguía de consagrar la Nación al Corazón de Jesús. La
represión militar fue atroz; fueron asesinados - en el jirón Azángaro del
centro de Lima – Salomón Ponce (obrero) y Manuel Alarcón Vidalón (estudiante).
Lo inverosímil de la situación es que el mismo Leguía, quien en el Congreso
Estudiantil en el Cuzo (1920) fue designado Maestro de la Juventud, a su
vez contó con el apoyo de Haya de la Torre y estudiantes pequeños burgueses de
la Universidad de San Marcos, a quienes, dicho sea de paso, les costeo los
pasajes y estadía en la ciudad del Cuzco.[2]
El Amauta regresa de Europa el 20 de Marzo de 1923, en compañía de su
esposa Anna Chiappe. En relación al levantamiento obrero-estudiantil del
23 de Mayo de 1923 Eugenio Chang-Rodríguez delinea la negativa del Amauta en
participar de dicha movilización: “Una tarde, Víctor Raúl Haya de la Torre al
salir de visitar El Tiempo, principal diario antigubernamental, se
encontró con José Carlos y le habló de la jornada que estaba organizando contra
la dedicación del Perú al Sagrado Corazón de Jesús por Leguía y el Arzobispo de
Lima. Mariátegui declinó colaborar, alegando que era "una lucha
liberalizante y sin sentido revolucionario”.[3]
Como resultado de dicha jornada, el 25 de Mayo y luego que Ponce y
Alarcón fueron enterrados, Haya de la Torre pasó a la clandestinidad. El 3 de
Octubre Haya de la Torre fue capturado y llevado al penal de la isla San
Lorenzo. Las instalaciones de las UP son allanadas, los sindicatos de obreros
reprimidos drásticamente. Las UP asumen, juntamente con los el movimiento de
obreros, las manifestaciones de protesta en contra del régimen dictatorial de
Leguía. Haya de la Torre asume en prisión una huelga de hambre de 5 días.
Debido a la fuerte presión del movimiento estudiantil-obrero el régimen
resuelve deportarlo a Panamá.
Fue el mismo Haya de la Torre quien invitó al Amauta Mariátegui a
participar de las Universidades Populares Gonzales Prada (UPGP). El programa
de conferencias en las UPGP fueron publicadas en el Diario Claridad
(Julio, 1923). Entre los tópicos – que en tiempo fueron modificados –
encontramos los siguientes: La guerra europea; la revolución Rusa; la
Revolución Alemana; la Paz de Versalles; la agitación proletaria en Europa; el
problema de las reparaciones; la crisis de la democracia; la paz de Sévres; la
crisis filosófica; la repercusión de la crisis en América y la síntesis de la
situación actual de Europa.
La primera conferencia de las UNPG data del 15 de junio de 1923. Fue el
Amauta quien abrió el ciclo de “conversaciones” - como prefirió llamar a las
conferencias – con “La crisis y el proletariado peruano”.[4] En las
propias palabras de Mariátegui:
La única cátedra de educación popular, con espíritu revolucionario, es esta
cátedra en formación de la Universidad Popular. A ella le toca, por
consiguiente, superando el modesto plano de su labor inicial, presentar al
pueblo la realidad contemporánea, explicar al pueblo que está viviendo una de
las horas más trascendentales y grandes de la historia, contagiar al pueblo de
la fecunda inquietud que agita actualmente a los demás pueblos civilizados del
mundo.
En su catedra inaugural dejó en claro el rol protagónico del
movimiento obrero en el proceso de transformación en la cual se veía sumirse a
la sociedad latinoamericana con la apertura de las UPGP. La formación
académico-intelectual se extendería al movimiento no considerado académico, el
mundo del trabajador y la trabajadora manual. Pasaría de ser un viejo ideal
anarquista a materializarse en las UP:
En esta gran crisis contemporánea el proletariado no es un espectador; es
un actor. Se va a resolver en ella la suerte del proletariado mundial. De ella
va a surgir, según todas las probabilidades y según todas las previsiones, la
civilización proletaria, la civilización socialista, destinada a suceder a la
declinante, a la decadente, a la moribunda civilización capitalista,
individualista y burguesa. El proletariado necesita, ahora como nunca, saber lo
que pasa en el mundo. Y no puede saberlo a través de las informaciones
fragmentarias, episódicas, homeopáticas del cable cotidiano, mal traducidas y
peor redactadas en la mayoría de los casos, y provenientes siempre de agencias
reaccionarias, encargadas de desacreditar a los partidos, a las organizaciones
y a los hombres de la Revolución y desalentar y desorientar al proletariado
mundial.
Lejos de los gurúes de finales siglo XX e inicios del XXI, “luminarias” que
hicieron y pretenden seguir haciendo de la racionalidad científica la fuente de
inspiración de los nuevos tiempos; aportes como los del Amauta fueron
propuestos sin fecha de caducidad. Son principios que nacieron en un contexto
histórico determinado desde la resistencia obrero - estudiantil ante la
presencia excluyente de un colonialismo nacional y extranjero ajeno a los
intereses de las grandes mayorías empobrecidas. Mariátegui, no aceptó la
invitación a las UPGP como quien debiera traer el conocimiento; el Amauta
propuso una pedagogía de la liberación mucho antes que la pedagogía del
oprimido de Paulo Freire (1921-1997) viera la luz en 1968 o el teatro del
oprimido (Fábrica de Teatro Popular) de Augusto Boal (1931-2009) irrumpiera los
escenarios cotidianos de la periferia brasilera.
El Amauta asumió el desarrollo de un quehacer pedagógico desde la
construcción del conocimiento entendido como proceso histórico del y al
interior del movimiento social. Él tenía en claro que valerse solo del tiempo y
del espacio como dimensiones referenciales - para el analizar el fenómeno
educativo - sería una aproximación sesgada; el movimiento social le
otorgó la gravitación histórica antagónica al statu quo.
La pedagogía del statu quo, el Stablishment, de
la Real Politik, alejaba las pretensiones de liberación de los
grupos sociales históricamente relegados. El quehacer pedagógico del
Amauta lo ubicó dentro del precario proletariado peruano como clara muestra del
intelectual orgánico de Antonio Gramsci, como sujeto educador-educando
integrado:
Yo dedico, sobre todo, mis disertaciones, a esta vanguardia del
proletariado peruano. Nadie más que los grupos proletarios de vanguardia
necesitan estudiar la crisis mundial. Yo no tengo la pretensión de venir a esta
tribuna libre de una universidad libre a enseñarles la historia de esa crisis
mundial, sino a estudiarla yo mismo con ellos. Yo no os enseño, compañeros,
desde esta tribuna, la historia de la crisis mundial; yo la estudio con
vosotros. Yo no tengo en este estudio sino el mérito modestísimo de aportar a
él las observaciones personales de tres y medio años de vida europea, o sea de
los tres y medio años culminantes de la crisis, y los ecos del pensamiento
europeo contemporáneo.
En esta primera aparición, en la vida universitaria, Mariátegui, no solo
comienza a perfilar el paradigma de un modelo de educación y un sistema
educativo - propiamente dicho – sino denuncia la claudicación del sistema
capitalista desde la experiencia burocrática norteamericana, europea y
soviética. Cuando Mariátegui hace alusión a la Iª Guerra Mundial, nuestra
hermenéutica contextualizadora nos impulsa al horror de las guerras en
Afganistán (1978-1992) Guerra Irán Irak (1980-1988) Guerra del Golfo (1990-1991);Guerra
Civil Argelina (1991-2002); Guerras yugoslavas (1991-2001) Guerra Croata de
Independencia (1991-1995); Guerra de Bosnia (1992-1995);Guerra de Kosovo
(1999); Genocidio ruandés (1994); Guerra en Libia (2011); asedio militar a
Siria 2012 e Irán 2012 y tantas otras barbaries llevadas adelante en nombre de
la libertad y la democracia.
La coyuntura internacional político-económico-militar, que nos toca vivir
en pleno segundo decenio del siglo XXI, la aplicación de trasnochadas teorías
sociales de corte liberal y la aberrante represión globalizada que sufre el
sector educativo publico y privado hace de la visionaria incidencia del Amauta
un necesario recurso histórico de vigente valor político.
El péndulo histórico.
El carisma
visionario del Amauta nunca nos dejará de maravillar. Al deshilvanar su primera
“conversación” en la UPGP pareciera que nos acercamos en tiempo real a los
“acontecimientos (de la actualidad) en pleno desarrollo”.[5] Muy
actualizada su opinión cuando señala que él es uno “de los que creen que
la humanidad vive un período revolucionario. Y estoy convencido del próximo
ocaso de todas las tesis social-democráticas, de todas las tesis reformistas,
de todas las tesis evolucionistas”. Las guerras de finales del siglo XX y las
desarrolladas en lo que va del XXI no han hecho otra cosa que declarar el ocaso
y decadencia del sistema capitalista y sus posibilidades de resurgimiento bajo
sus últimos fallidos esfuerzos neoliberales.
Para Mariátegui el Capitalismo antes de la I ª Guerra estaba en su apogeo,
la producción era superabundante, “podía permitirse el lujo de hacer sucesivas
concesiones económicas al proletariado. Y sus márgenes de utilidad eran tales
que fue posible la formación de una numerosa clase media, de una numerosa
pequeña-burguesía que gozaba de un tenor de vida cómodo y confortable”. Ochenta
años después, la burbuja económica que vivía EEUU y Europa, la quiebra de
importantes empresas financieras en los EEUU, el declive sucesivo de
entidades bancarias en Europa, la emisión de billetes sin ningún respaldo
productivo, la deuda de EEUU que asciende los us$15 millones de
millones; la quiebra de España, Grecia y Portugal hace que la primera
“conversación” universitaria del Amauta se encuentre en plena vigencia:
El obrero europeo ganaba lo bastante para comer discretamente y en algunas
naciones, como Inglaterra y Alemania, le era dado satisfacer algunas
necesidades del espíritu. No había, pues, ambiente para la revolución. Después
de la guerra, todo ha cambiado. La riqueza social europea ha sido, en gran
parte, destruida. El capitalismo, responsable de la guerra, necesita
reconstruir esa riqueza a costa del proletariado. Y quiere, por tanto, que los
socialistas colaboren en el gobierno, para fortalecer las instituciones
democráticas; pero no para progresar en el camino de las realizaciones
socialistas. Antes, los socialistas colaboraban para mejorar, paulatinamente,
las condiciones de vida de los trabajadores. Ahora colaborarían para renunciar
a toda conquista proletaria. La burguesía para reconstruir a Europa necesita
que el proletariado se avenga a producir más y consumir menos.
La tribuna universitaria de corte popular como las UPGP fue posicionada
como espacio crítico y creador de nuevos modelos de relacionalidad nacional e
internacional. La universalidad de la enseñanza positivista fue
cuestionada desde la multiversalidad socialista, donde el tema
político-ideológico no fue soslayado en nombre de tecnicismos académicos que
delimitaban el rumbo de las sociedades occidentales a la mecanización y
mercantilización de las relaciones sociales y de producción:
La crisis mundial es, pues, crisis económica y crisis política. Y es,
además, sobre todo, crisis ideológica. Las filosofías afirmativas,
positivistas, de la sociedad burguesa, están, desde hace mucho tiempo, minadas
por una corriente de escepticismo, de relativismo. El racionalismo, el
historicismo, el positivismo, declinan irremediablemente. Este es,
indudablemente, el aspecto más hondo, el síntoma más grave de la crisis. Este
es el indicio más definido y profundo de que no está en crisis únicamente la
economía de la sociedad burguesa, sino de que está en crisis integralmente la
civilización capitalista, la civilización occidental, la civilización europea.
El 3 de Noviembre de 1923, en la Grande de las Antillas, el cubano Julio
Antonio Mella (1903-1929), junto con otros compañeros, fundan la Universidad
Popular “José Martí”. En aquella oportunidad Haya de la Torre compartía el
asiento junto a Mella, quienes juntos idearon sistemas educativos inclusivos,
gratuitos y sin exclusión socio-económica y de credo. Para el líder cubano
quedaba muy en claro la razón socialmente revolucionaria de las Universidades
Populares:
No debe ni puede ser el más alto centro de cultura una simple fábrica de
títulos, no es una Universidad latina, una escuela de comercio a donde se
va a buscar tan sólo el medio de ganarse la vida; la Universidad Moderna
debe influir de manera directa en la vida social, debe señalar las rutas del
progreso, debe ocasionar por medio de la acción ese Progreso entre los
individuos, debe por medio de sus profesores arrancar los misterios de la
ciencia y exponerlos al conocimiento de los humanos.[6]
Hace algunas semanas se celebraban, en la Grande de las Antillas el 50ª
aniversario de la fundación de La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) a la cual
asistieron representantes de las Juventudes chilenas, entre ellas la dirigente
estudiantil Camila Vallejo en su calidad de vicepresidenta de la
Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh ) y Karol Cariola
como secretaria general de las Juventudes Comunistas de Chile, JJCC.
Sin lugar a dudas uno de los iconos del movimiento estudiantil en
América Latina de los últimos años ha sido y sigue siendo la estudiante chilena
Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling (Camila Vallejo, 1988). Su histórico
liderazgo político-social, no solo estudiantil, hizo que en Chile se abriera un
nuevo capítulo en la historia de los movimientos sociales. Lejos quedaron las
épocas de miedo y persecución de la atroz dictadura militar que sumaron en su
haber miles de personas asesinadas, entre ellos y ellas el presidente Salvador
Allende (11 de septiembre de 1973). Basta ver la serie de amenazas y burdas
ofensas que Vallejo recibe incesantemente para darnos cuenta que tipo de
estudiantes desean los representantes del statu quo neoliberal siempre al
servicio de intereses ajenos a las grandes necesidades de Latinoamérica.
Es así como intentaremos refrescar en el espíritu revolucionario de las
Universidades Populares – de inicios del siglo XX - y las luchas estudiantiles
del pueblo chileno - algunos énfasis sobre los sinsentidos y sentidos del
quehacer universitario en América Latina desde la perspectiva de un joven de 29
años que no necesitó pasar por las aulas de una universidad para tener una idea
clara del rol social de los que otrora eran claustros académicos y en nuestro
tiempo se transformaron en centros de formación y encuentro abiertos al mundo.
El Amauta Mariátegui, signo de juventud revolucionaria, sigue vigente, aunque
la ilustración cartesiana y el pragmatismo macartista se ufanan en momificar
axiomas académicamente tecnicistas que ignoran aportes como las del autor
de 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana (Lima,1928)
o de sistemas educativos como los desarrollados en Cuba.
Pero, en realidad ¿qué discutía el Amauta – a su regreso de Europa -
en cuanto al tema de la educación y las instituciones estudiantiles, como las
universidades? ¿Qué de lo discutido tiene vigencia hasta nuestros
días y se revelan como puntos de agenda del movimiento estudiantil de urgente
relevancia?
Dialogaremos en esta oportunidad con el Amauta quien a través de 3 breves
artículos colocó el tema de la educación en el foco de atención de un sistema
que empezaba a mercantilizar las relaciones sociales y de producción; realidad
que no solo se multiplicó, sino extiende y defiende hasta el día de hoy,
encontrando su persistente talón de Aquiles en el movimiento estudiantil. Como
señaló Joseph Fischer: “América Latina posee, probablemente el cuerpo de
estudiantes universitarios más activo y poderoso políticamente en el mundo”.[7]
“La crisis universitaria. Crisis de maestros y crisis de ideas” (julio,
1923), “Las Universidades Populares” (octubre, 1923) y “Los intelectuales y la
revolución” (Enero, 1924) son epístolas que nacieron en un contexto donde el
movimiento estudiantil en América Latina se unía en las calles con el
movimiento de trabajadores en contra de la instrumentalización de las
relaciones estéticas, sociales y productivas, es allí donde percibimos la
resonancia histórica con nuestro tiempo.
Sin mayores divagaciones en este intento de prolegómeno pasemos a los
aportes del Amauta.
“La crisis universitaria. Crisis de maestros y crisis de ideas”.[8]
Los tres
años y medio de peregrinaje por Europa lo acercaron al Amauta a una realidad
antes visionada desde una perspectiva eclipsada por la distancia y
desinformación. El movimiento social europeo se dividía entre reformadores
y revolucionarios; entre socialista y sindicalistas. El movimiento estudiantil
no era ajeno a su entorno político: “Nuevamente insurgen los estudiantes.
Vuelven a preconizar unos la reforma universitaria y otros la revolución
universitaria”. En las primeras líneas enfoca dos posibles razones de la
insurgencia estudiantil: “los malos métodos y los malos profesores”.[9]
El foco de la crítica estaba centrado en el modelo educativo sostenido en
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMS, fundada el 12 de mayo de
1551). Para el Amauta la UNMS se mantenía al margen de la vorágine política
internacional. El elemento político se había circunscrito al desarrollo de
anacrónicas teorías, que a pesar de las revueltas de 1919, la “Universidad
sigue siendo…la misma…la juventud tiene la sensación de frecuentar una
‘Universidad enferma, una Universidad petrificada, una Universidad sombría, sin
luz, sin salud, sin oxigeno. La juventud – al menos sus núcleos más sanos y
dinámicos- siente que la Universidad de San Marcos es, en esta época de
renovación mundial y de mundial inquietud ideológica, una gélida, arcaica y
anémica academia, insensible a las grandes emociones actuales de la humanidad,
desconectada de las ideas que agitan presentemente al mundo”.[10]
Una de las pandemias académicas de nuestro tiempo es la acriticidad asumida
como método de investigación. La ausencia del elemento histórico en
el currículo académico – de la mayoría de centros escolares - forma parte
de un complejo programa pedagógico que tiene por objetivo alterar la identidad
de las nuevas generaciones. La orientación cualitativa del método de
aprendizaje basada en complejas formulaciones matemáticas y Excel estadísticos
hace de la tecnocracia pedagógica la columna vertebral del neocolianismo
cultural de los últimos tiempos.
El Amauta deja entrever la predominante centralidad de figuras educativas
europeas como Albert Einstein, Oswaldo Spengler, Enrique Leone, Enrique Ferri,
Miguel de Unamuno, Eugenio d’Ors. De las figuras latinoamericanas que resaltó
encontramos a José Ingenieros, José Vasconsuelos y Antonio Caso. Estas
personalidades serían el modelo de maestría que – a opinión del Amauta –
brillaban por su ausencia en el Perú. Pero, el problema no era solo técnico,
sino cualitativo: “La crisis es estructural, espiritual, ideológica”.[11]
La antítesis de las UPGP – en el caso peruano de época del Amauta – sería
la UNMS. La ausencia de un eficiente liderazgo educativo, para el Amauta, era
el bastión principal de la parálisis educativa del colonial claustro
universitario: “No hay un solo ejemplar de maestro de la Juventud. No hay un
solo tipo de conductor. No hay una sola voz profética, directriz, de leader y
de apóstol. Un maestro, uno no más, bastaría para salvar a la Universidad
de San Marcos, para purificar y renovar su ambiente enrarecido, morboso e
infecundo...La Universidad de San Marcos se pierde por carencia de un Maestro”.[12]
Los intelectuales de panteón.
Según el
Amauta estos intelectuales “tienen un estigma peor que (el)
analfabetismo; tienen el estigma de le mediocridad”. [13] La crítica política que
merecieron los docentes sanmarquinos, superaron el enfoque económico que
delimita la insatisfacción del movimiento estudiantil en la América Latina del
siglo XXI. Si bien es cierto la calidad de la educación es albo de criticas y
reclamos por parte de la resistencia estudiantil – en donde el movimiento de
estudiantes chilenos ejerce un importante rol – los reclamos de índole
económico permean la incidencia política estudiantil. La severidad – del Amauta
- con la cual señala la palidez pedagógica del docente sanmarquino lapida un
modelo educativo a-critico que perdura hasta nuestros días:
Nuestros catedráticos no se preocupan ostensiblemente sino de la literatura
de su curso. Su vuelo mental, generalmente, no va más allá, de los ámbitos
rutinarios de una catedra. Son hombres (sic) tubulares como diría Víctor
Maurtua; no son hombres panorámicos. No existe entre ellos, ningún
revolucionario, ningún renovador. Todos son conservadores definidos o
conservadores potenciales, reaccionarios activos latentes que, en política
domestica, suspiran impotente y nostálgicamente por el viejo orden de cosas.[14]
Para el Amauta la crisis universitaria no era solo de índole económica,
sino político. La crisis de las instituciones del Estado burgués, el cual
representa exclusivamente intereses de grupos económicos y políticos, es una
constante en la estructura del sistema capitalista y fue aquello que derrumbo
el modelo socialista comprendido desde la ex Unión Soviética. Las Instituciones
del Estado – en la época del Amauta, así como en la nuestra – no fueron ajenas
a la crisis pedagógica la cual era entendida como un espacio de promoción de
valores defensores del statu quo.
Esta ausencia de liderazgo pedagógico consecuente con el interés del
movimiento social se caracterizó por el exacerbado individualismo político el
cual se postro ante las exigencias de los grupos de poder. El espíritu imperial
no solo ostenta poseer el poder económico, sino fundamentalmente el
político-cultural. El Amauta deploro el arribismo de ese liderazgo pedagógico
al cual califico de mediocre: “La universidad de Lima es una universidad estática.
Es un mediocre centro de linfática y gazmoña cultural burguesa. Es un
muestrario de ideas muertas…Los problemas, las preocupaciones, las angustias de
esta hora dramática en la historia humana no existen para la Universidad de San
Marcos”.[15]
Para Paulo Freire esta crisis de liderazgo al cual denominó revolucionario
obedece a una falta de adhesión genuina en favor de los intereses de los
sectores oprimidos, entre ellos el estudiantil. En su emblemática obra Pedagogía
del Oprimido señala:
Dicha adhesión, sea como resultante de un análisis científico de la
realidad o no, cuando es verdadera implica un acto de amor y de real
compromiso. Esta Adhesión a los oprimidos implica un caminar hacia ellos. Una
comunicación con ellos. Las masas populares necesitan descubrirse en el
liderazgo emergente y éste en las masas. En el momento en que el liderazgo
emerge como tal, necesariamente se constituye como contradicción de las elites
dominadoras. Las masas oprimidas, que son también contradicción objetiva de
estas élites, “comunican” esta contradicción al liderazgo emergente.[16]
La ausencia de una dinámica pedagógica no aliente y acrítica hizo del
modelo universitario burgués-liberal el espacio cómplice perfecto para el
civilismo emparentado con las potencias coloniales euro-noramericana. El Amauta
juzgó de la siguiente manera el corrompido modelo docente antagónico al
propuesto por las UPGP:
Mediocres mentalidades de abogados, acuñadas en los alveolos ideológicos
del civilismo; temperamentos burocráticos, sin alas y sin vertebras,
orgánicamente opacados, acomodaticios y poltrones; espíritus de clase media,
ramplones, huachafos, limitados y desiertos, sin grandes ambiciones ni grandes
ideales, forjados para el horizonte burgués de una vocalía en la Corte Suprema,
de una plenipotencia o de un alto cargo consultivo en una pingue empresa capitalista.[17]
Indudablemente, y no solo en materia educativa, el Amauta responde a su
tiempo y trasciende el mismo. El arraigo caudillista del liderazgo político y
ese segundo plano que le merecía el movimiento social como gestor de ideas y
acciones contrastan el protagonismo del movimiento estudiantil de los últimos
años del siglo XXI. Lo que otrora eran tan solo inquietudes de la “juventud
estudiantil”, y esta en relación al movimiento obrero, hoy por hoy la inquietud
se transformó en movimiento social, en donde sus lideres y lideresas surgen de
las canteras estudiantiles, lejos de ser esperadas de prestigiosas e ilustradas
docencias.
“Las Universidades Populares”.[18]
Esta institución educativa en América Latina fue la manifestación clara de
la resistencia social frente a la invasión cultural a través de la institución educativa,
entre ella la universitaria. Dejamos al Amauta que nos desarrolle el concepto
de las mismas:
Las universidades populares no son institutos de agnóstica e incolora
extensión universitaria. No son escuelas nocturnas para obreros. Son escuelas
de cultura revolucionaria. Son escuelas de cultura revolucionaria. Son escuelas
de clase. Son escuelas de renovación. No viven adosadas a las academias
oficiales ni alimentadas de limosnas del Estado. Viven del calor y de la savia
popular. No existen para la simple digestión rudimentaria de la cultura
burguesa. Existen para la elaboración y la creación de la cultura proletaria.[19]
Invasión y violencia cultural.
Como lo
señalamos en las primeras líneas, la necesidad de releer el protagonismo de las
Universidades Populares en América Latina surge del protagonismo del movimiento
estudiantil en Chile. Dicha insurgencia desbordada en si misma se trasformó en
movimiento social incluyendo a diferentes sectores de la sociedad
mapuche. Esta insatisfacción social de cara a la indiscriminada
especulación mercantil que se ha hecho de la educación nos exige replantear el
modelo universitario desde la estructura misma de su razón de ser. Urge
redefinir su identidad desde la experiencia latinoamericana en contraposición a
la identidad corporativa lastre ideológico de cuño dictatorial.
La lógica de la privatización de la educación responde al complejo marco
ideológico neoliberal que defiende la falencia de todo lo relacionado con
el sector público, entre ello el Estado como tal. La impopularidad de la
educación universitaria surge de su mismo declive académico y de su académica
ortodoxia liberal unilateralmente institucionalizada propia del espectro de
dominación cultural. Para Paulo Freire esta relación de personas en situación
de dominadores y dominados, de invasores e invadidos será sostenida en y desde
las instituciones base de la sociedad como es la familia y la educación:
Toda dominación implica una invasión que se manifiesta no sólo físicamente,
en forma visible, sino a veces disfrazada y en la cual el invasor se presenta
como si fuese el amigo que ayuda. En el fondo, la invasión es una forma de
dominar económica y culturalmente.[20]
La lógica universitaria, contraria a la experiencia de las Universidades
Populares, es la de reproducir, en las mentes colonizadas, los futuros
“invasores” y “dominadores”:
Los hogares y las escuelas, primarias, medias y universitarias, que no
existen en el aire, sino en el tiempo y en el espacio, no pueden escapar a las
influencias de las condiciones estructurales objetivas. Funcionan, en gran
medida, en las estructuras dominadoras, como agencias formadoras de futuros
“invasores”.[21]
El Amauta tenía claro que el botín preciado del colonizador es la cultura
de los pueblos sometidos o por someter. La extirpación de los valores
culturales es punto prioritario en la agenda neocolonizadora y para ello el la
esfera privada es el elemento desestructurador de la creación, promoción y
defensa del movimiento social:
La burguesía es fuerte y opresora no solo porque detenta el capital sino
también porque detenta la cultura. La cultura es uno de sus principales, uno de
sus sustantivos instrumentos de dominio. El capital es expropiable
violentamente. La cultura no. Y, en manos de la burguesía, la cultura es una
arma eminentemente política, un arma reaccionaria, un arma
contrarrevolucionaria. La cultura es el mayor gendarme del viejo régimen.[22]
Así es como señalamos que el Amauta nunca formará parte de la ilustrada
logia de los “intelectuales de panteón” a quien se refirió en su momento John
Mackay (1889-1983). Muy seguro que Mariátegui hubiese sido un estudiante más
involucrado en las manifestaciones estudiantiles de nuestro tiempo: “Surge
actualmente una generación intelectual libre, investigadora, atrevida. Y esta
generación los instrumentos morales e ideológicos de la civilización
proletaria”.[23]
El
Amauta parafraseando a Oswald Spengler y su prólogo en la “Decadencia de
Occidente” precisa que el germen transformador brotará de una nueva generación
que quiebre el falaz “orden natural de las cosas” incubo de una estructura
socio-mental que gime su innegable colapso.
Oswald Spengler escribe…que para comprender su filosofía de la historia
“hace falta una generación que nazca con las disposiciones necesarias”. La
misma frase es aplicable a la Revolución. Para comprenderla, para sentirla,
para amarla integralmente, hace falta también una generación que nazca con las
disposiciones necesarias.[25]
Nos vemos en la imperiosa obligación de expresarle al Amauta que la
pedagogía post neocolonista no se encuentra en manos de ilustres maestros o
renombrados políticos, esta ya es una responsabilidad histórica asumida por
aquella generación de jóvenes que tu mismo engendraste. Si de liderazgo
queremos hablar nos basta y sobra mencionar la importancia histórica de la
generación de Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling (Camila Vallejo (Chile,
1988). La lideresa mapuche trascendió los muros de la controversial coyuntura
estudiantil en la que el pueblo chileno se encuentra envuelto. Vallejo mira más
allá de la coyuntura y en clara muestra de solidaridad son el soberano proceso
revolucionario cubano se perfila dentro de los cánones de la intelectual
revolucionaria a la cual el Amauta hizo alusión:
Nadie en el mundo podría negar los grandes avances que ha tenido la
Revolución Cubana en Educación. Partiendo de los informes internacionales como
el de la UNESCO como el LLECE (Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la
Calidad de la Educación) que haciendo un estudio comparado argumenta el por qué
Finlandia y Cuba tienen reconocidos y exitosos modelos educacionales en
contraposición a la mala educación en Chile.[26]
La reflexión del Amauta, a casi el centenario de su desarrollo, se encarna
en el momento histórico que le hace justicia y con él al movimiento social
estudiantil que fusionado con el movimiento obrero dieron a luz la fuerza
política-social que, a pesar de los esfuerzos por silenciarlos, permanece en
constante transformación y crecimiento, cual levadura que trastorna la masa.
Para Mariátegui la fuerza de la juventud, ligada a aquellos que sin serlo
físicamente en espíritu no se dejaron esclerosar por la desidia histórica,
tienen en sus manos la posibilidad de edificar la nueva sociedad. Edificarla
sobre la base de los que otrora en la fuerza de sus juventudes se levantaron
como estandartes de soberanía y decencia patriótica.
Camila Vallejo, sin ser docente en ejercicio, sin ostentar más formación
que ser una digna estudiante latinoamericana y participante orgánica de las
juventudes comunistas, no titubea una milésima de segundo en sentirse hija de
un proceso que nace en las canteras del movimiento revolucionario en América
Latina. La lideresa esculpe en el imaginario histórico de nuestros pueblos la
identidad de la juventud estudiantil, fuerza histórica, político y social de
nivel continental:
Antes de la Revolución, Cuba estaba sumergida en el extremo analfabetismo e
ignorancia, insalubridad, desnutrición, desempleo y la constante opresión,
despojo y masacre producida por parte de la dictadura de Batista. La educación
constituyó y sigue constituyendo un sector estratégico para el desarrollo
cubano. Para erradicar el analfabetismo, la ignorancia y la carencia abrumadora
de profesionales y expertos en los distintos ámbitos que la revolución debía
abordar para el desarrollo de su soberanía, se implementó la “Universalización
del Conocimiento” a través de la masificación de la educación, donde el centro
estuvo puesto en el ser humano, su igualdad de oportunidades y su desarrollo
intelectual, artístico y humano pleno, única forma de asegurar la libertad
(“Ser cultos para ser libres”, José Martí).[27]
A manera de conclusión señalamos que aquella mezcla de nostalgia
esperanzadora del Amauta recobra brío y fuerza en cada gesto social en donde la
ética relacional se imponga ante la arrogancia y soberbia de los que aún
ostentan el Estado como poder capturado por ingentes corporaciones financieras
y mediáticas. El reverdecer de la praxis revolucionaria del estudiantado en
América Latina encuentra su abono en medio de una crisis mundial en donde el
viejo paradigma liberal gime con estruendosa furia. Si bien es cierto la
producción en serie de maestros, doctores y especialistas ilustrados son
aquellos que se desangran en la jungla de la competitividad y éxito
profesional, no es menos cierto que el movimiento social como una entidad sabia
en si misma rompe con todo tipo de romanticismo académico en donde tiene más
poder quien más información a podido registrar.
El poder nace de la dignidad de las juventudes enardecidas frente a la
salvaje insensibilidad de modelos de gobernabilidad en donde el lucro y la
usura se convirtieron en materia de estudio y especialización universitaria.
Los diferentes sindicatos de trabajadores y movimientos sociales hacen de
efervescencia estudiantil el espacio histórico propicio para incidir en la
búsqueda de modelos sociales que quiebren con el inicuo sistema de relaciones
sociales, de producción y comercialización que la estructura corporativa
estudiantil neoliberal promueve y defiende.
Esta labor no nace ahora, ni menos aún morirá con esta generación; la
transformación de una visión mercantil de la pedagogía hacia una perspectiva
liberadora de ella se desarrolla en un permanente proceso de crítica y
autocritica, de luchas y conciliaciones, empañado todo este proceso de
observaciones, juicios y accionares que permean metodológicamente el proceso
socialistamente transformador en el cual nuestra historia se encuentra cada día
más sumergida. Los jóvenes de ayer nunca vieron venir la vejez a sus
conciencias. Nuestras hermanas y hermanos que nos antecedieron siguen
iluminando el camino de aquellos y aquellas que escriben en las calles las
éticas enciclopedias de la dignidad y la soberanía de los pueblos que luchan
por su cotidiana liberación.
Es así como las juventudes, representadas en Matto de Turner, Mistral,
Mella, Cabello Llosa de Carbonera, Gonzales Prada, Martí, Mariátegui ,
Palacios, Vasconcelos, Ingenieros, Camila Vallejo, Karol Cariola, Juan,
Martina, Pedro, Quispe, Teófilo, Atahualpa, Martina y tantos otros estudiantes,
marcan la historia con tinta indeleble llamada dignidad. Sabiduría popular que
no es adquirida en sórdidas aulas donde la estadística desplazó la ética y las
matemáticas excluyó la historia vislumbrada desde el reverso liberador de los
sectores excluidos. Una soberanía que se recrea en la universidad de la vida en
donde lo popular se fusiona con la revolución parida del corazón y no de la
triste , esclerótica y decadente ilustración mercantilista.
NOTAS
[1]Ver,http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Documentoshist/1918universidad.htm. Revisado: 11/04/12.
[2] El diario El Tiempo de Lima, el 14 de octubre de
1918 informó la proclamación de Leguía como Maestro de la Juventud y será en su
residencia en Londres donde recibirá la noticia. Leguía regresaría al Perú para
asumir su segundo gobierno (1919-1924).
[3] Chang-Rodríguez, Eugenio. Política e Ideología en José Carlos
Mariátegui. Madrid: José Porrúa Turanzas, S.A. 1983, p.19. A pie de página
el autor anota: “En uno de los documentos en que se fundó la denuncia fiscal
contra Haya se encuentra la carta de éste a César Mendoza, fechada el 22 de
septiembre de 1929 en Berlín. Aquí Haya expresa su simpatía pro Mariátegui,
pero señala su falta de colaboración en la jornada del 23 de mayo. Véanse El
proceso de Haya de la Torre (Guayaquil: Publicaciones PAP, 1933), pág. 6 y V.R.
Haya de la Torre, Obras completas (Lima: J. Mejía Baca, 1976), V, pág. 252”.
[4] “La conferencia se desarrolló en el local de la Federación de
Estudiantes (Palacio de la Exposición), con el titulo de "La Revolución
Social en marcha a través de los diversos pueblos de Europa". Con el
título que aparece en esta recopilación se publicó en Amauta, Nº 30, Lima,
abril-mayo de 1930, después de la muerte de José Carlos Mariátegui y cuando la
histórica revista era dirigida por Ricardo Martínez de la Torre”. Fuente: José
Carlos Mariátegui. Historia de la crisis mundial. Conferencias (años 1923 y
1924). Archivo Chile. Historia Político Social – Movimiento Popular, s/d.
[5]Expresión acuñada por Walter Martínez, miembro del equipo periodístico del
prestigioso programa DOSSIER de la cadena televisiva venezolana TeleSurtv.
[6]Fuente:http://www.almamater.cu/sitio%20nuevo/sitio%20viejo/webalmamater/2008/universidad/marzo/mella2.html Revisado: 12/04/12.
[7] Joseph Fisher. “The University Student in South and South East Asia”
en Aldo E. Solari “Los movimientos estudiantiles en América
Latina, Revista mexicana de sociología, vol. 29, 4, 1967, pp. 853-869.
[16] Freire, Paulo. Pedagogía del
Oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2002,
pàg.148
[18] J.C. Mariátegui, publicado en “Bohemia Azul” No 3 (octubre de 1923) y
reproducido en “Claridad” No. 4 (enero de 1924).
PUNTO Y APARTE
Fallas Del Sistema - El Miedo Es La Esclavitud
Los Mongoloides - Destruir
Tu Mamá Calata - Lima La Podrida V/A (Disco completo)
01 Se pasa otro día - 3 Al Hilo 02 Feto - Escopeta Sexual 03 Drogable juventud - Suicidas 04 Quiero mas alcohol - Punksucio 05 Sicopata social - Razkolnikov y los Escarabajos Obreros 06 Pay pay Rocker - Heroe Inocente 07 Así me siento bien - Desakuerdo 08 La muerte y yo - Mortero 09 Siempre no - Benel y los Bandoleros 10 Lima se pudre - Los Malditos Gatos de Lima 11 Pasta - Los Falsos del Perú 12 No Sabemos tocar - Los Nerds 13 Fuera de la Realidad - Los Arman 14 Generación negativa - El Terrible y los Mongoloides 15 Vidrio y Plástico - Rabioso 16 Quiero cortarme - Los Pantyss 17 Cono surf - Cono Surf 18 Mala fe - Aeropajitas 19 Destino Negro - Vaselina 20 De mil formas - 4 Maniacos 21 Cual futuro - Kondenados 22 El monstruo - La miss - Me gusta ser una basura - Quiero estar sentado para ver la tv 23 La mandarina Rebelde - Los Sucios 24 Soy lo que quiera - Morbo 25 Tema 1 - Sindicato Subte 26 Basura - Manganzoides
The Shirelles - Will You Still Love Me Tomorrow (Revolutionary Road)
El Terrible y Los Mongoloides - Esto No Puede Ser
Eskizofrenia - Paranoia
Union Cinema - Toma el Control
Sin Patria - Democracia
Los Mortero - Las mañanas
Doris Day - Dream A Little Dream Of Me (Fabian Andre , Wilbur Schwandt y Gus Kahn)
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario