lunes, 23 de mayo de 2016

Perry Anderson : Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos.

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 Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos (2014) es la obra más madura e impresionante del historiador y pensador inglés , Perry Anderson.Tachado por algunos de trotskista , posición a que se adscribió pero que muy pocos comprendieron.El supuesto trotskismo (que él nunca negó) del que se le acusa tenía más un carácter académico pues ya desde sus primeros trabajos importantes Anderson no sólo se preocupó de la necesidad de reevaluar el marxismo occidental como en su obra Consideraciones sobre el marxismo occidental (1976) sino en la no menos importante necesidad de evaluar los aporte de Trotsky , autor olvidado y relegado en un mundo dominado por el oscurantismo estalinista.Dichas reevaluaciones fueron realizadas,de un modo genérico y hipotético (en el cual se señalaba la necesidad de un trabajo posterior para concretar la tarea) en sus Consideraciones.Años después continuaría el proyecto en su obra Tras las Huellas del Materialismo Histórico (1983).Desde entonces publicó numerosas obras de importancia pero sobre todo el aporte fundamental que hay en sus obras son:  la revaloración del Marxismo , de Gramscy , que a su decir es el marxista más completo que a tenido Occidente después de Marx y Engels , es decir de los fundadores,(pues supo conjugar tanto la teoría como la praxis) el estudio del feudalismo y el estado absolutista, el estudio del postmodernismo y,  el haber retomado y recuperado la tradición revolucionaria y marxista a la tradición inglesa, pues durante mucho tiempo se consideró que en Inglaterra no existía tal tradición, e incluso ,se consideraba que tal aseveración se extendía a los pueblos anglosajones en general.

Y bien, la importancia de P.Anderson es innegable.Después de Edward Palmer Thompson , el más importante historiador e intelectual de habla inglesa y de tradición marxista es P.Anderson.En Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos nos presenta el plan imperial de EEUU.La primera parte aborda con documentos desclasificados el plan hegemónico mundial de USA que inicia antes de la segunda guerra mundial ,se consolida al fin de esta , y continúa aún hasta el día de hoy.Fundamentalmente Yanquilandia es un país de tradición liberal y se ha regido desde hace más de un siglo bajo  una política que ha oscilado entre el wilsonismo y el roosveltismo.Sin embargo , lo que el autor cuestiona es la política imperialista que se ha ido radicalizando hasta el punto de tener una política armamentista e intervencionista en crecimiento constante.También , analiza la política yanqui durante la Guerra Fría y su guerra sucia contra la URSS , ésta última en desventaja siempre como lo detalla el autor , pero que pese a ello buscó áreas de influencia.Y devela la política después de la Guerra Fría , colocando al imperio bajo una hegemonía total con aliados imperialistas (Japón,La Unión Europea , Inglaterra,etc.) que busca consolidar el dominio mundial.En la segunda parte el autor aborda a los teóricos del liberalismo yanqui .El imperio tiene sus estrategas pero lo curioso del asunto es que tales teóricos han sido importantes para la política yanqui y el liberalismo imperialista.Esta obra junto con Hegemonía ó Supervivencia son las dos obras que desnudan al imperialismo norteamericano de manera rigurosa.En Latinoamerica se le debe dar la mayor acogida sobre todo cuando el intervencionismo está todavía presente poniendo en peligro a las nuevas democracias....



A continuación dos sinopsis interesantes sobre Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos: 







Sobre ‘Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos’, de Perry Anderson

LA PERVIVENCIA DEL IMPERIO AMERICANO (*)


El historiador británico Perry Anderson ofrece en su último libro, Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos (Ed. Akal, 2015), un detallado análisis sobre la hegemonía estadounidense y sus intelectuales. Pese a la emergencia en la escena internacional de actores como China o la renovada belicosidad de la Rusia de Vladimir Putin, Anderson no cree que el poderío de Estados Unidos esté atravesando una “crisis terminal”. De acuerdo con este profesor de Historia en la Universidad estadounidense de UCLA, en Los Ángeles, existe un “declive” de la superpotencia americana. Pero según la visión de este intelectual marxista, en Washington se gestionan aparentemente suficientes recursos para el mantenimiento del poder de Estados Unidos en el mundo.



Por Salvador Martínez (Berlín)



Una característica común de la izquierda no sólo es la crítica a la hegemonía global de Estados Unidos, sino también la confianza en su declive, cuando no en su crisis terminal”, aunque, “sin embargo la oposición radical al imperio americano no requiere el consuelo de su inminente colapso o retirada”, escribe Anderson en su último libro. Como figura intelectual de la izquierda, Anderson no ve cercano el final de la pax americana. Esto queda patente en su último libro: Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos.

Ese volumen se compone de una colección de ensayos recopilados por Verso Books , una empresa que se reivindica como “la mayor editorial radical” del mundo anglosajón. Fundada por los trabajadores de la publicación de pensamiento izquierdista The New Left Review, Verso Books ha sido una de las sólidas plataformas para Anderson, considerado uno de las figuras prominentes de la intelectualidad marxista contemporánea. Extractos de su último libro –sacados de las secciones que llevan por título “Consilium” e “Imperium”– fueron, de hecho, publicados hace un par de años en el número de Septiembre-Octubre de The New Left Review.

Por libros como Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus te- óricos a Perry Anderson se le considera “uno de los grandes ensayistas de nuestro tiempo en cuestiones políticas, históricas y literarias”, según los términos del Times Literary Supplement, el suplemento literario del diario conservador británico The Times. El mensual independiente del Reino Unido The Prospect, que publica desde hace una década una lista con los pensadores más influyentes a nivel mundial, ha incluido en recientes ediciones de este ranking a este historiador especialista del área académica que es la “historia intelectual”. Precisamente a este campo pertenece su último trabajo, centrado en el último siglo de la política exterior estadounidense y, sobre todo, en quienes la pensaron para abrir un abanico de posibilidades estratégicas tan amplio como amplia es la influencia de Washington en el devenir de la realidad internacional.

En una primera parte, Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos sobrevuela la actividad del poder estadounidense fuera de sus fronteras desde el nacimiento de la república constitucional que es Estados Unidos hasta la actual presidencia de Barack Obama. Después, el libro analiza en profundidad los planteamientos intelectuales de los pensadores en activo más influyentes para la política exterior estadounidense. Entre ellos se encuentran Zbigniew Brezezinski, otrora consejero del presidente estadounidense James Carter, Francis Fukuyama, politólogo y ensayista de éxito o los también académicos renombre Walter Russel Mead, Michael Mandelbaum o John Ikenberry.

Sin embargo, esos no son los únicos nombres que destacan en el libro de Anderson. Desde sus primeras páginas, tienen cabida en el análisis del volumen del historiador británico intelectuales como Nicholas John Spykman (1893–1943), considerado el padre de la política de “contención” frente a la Unión Soviética, Herbert Franz Schurmann (1926–2010), o el fallecido el año pasado Gabriel Kolko (1932–2014). Antes de que estos intelectuales entraran en escena, Perry Anderson subraya la relevancia de figuras seguramente desconocidas para los no iniciados en la historia intelectual del imperialismo estadounidense. Por ejemplo Alfred Thayer Mahan (1840–1914), un militar, geoestratega e historiador al que se ha llegado a considerar “el estratega más importante del siglo XIX”. La relevancia de sus reflexiones contenidas en el libro publicado en 1890 The Influence of Sea Power Upon History: 1660-1783) –La influencia del poder naval sobre la historia: 1660-1783– constituyen, de acuerdo con Perry Anderson, “la entrada de Estados Unidos en la arena de la Weltpolitik” a nivel intelectual. A finales del siglo XIX y principios de XX, Mahan y su amigo Brooks Adams, otro influyente historiador, ya veían el potencial imperial de su país . “En dos generaciones, los intereses” de Estados Unidos “cubrirán el Océano Pacífico, que será mantenido como un mar interior”, planteaba en este sentido Adams en su ensayo America’s Economic Supremacy –La supremacía económica de Estados Unidos–, un libro aparecido en 1900.

Por una casi interminable lista de publicaciones y autores recorre Anderson años de análisis de política exterior estadounidense para destilar una visión de largo alcance sobre quiénes han pensado la acción internacional de Estados Unidos. Para el historiador británico, tiene sentido centrar sus esfuerzos en todas estas figuras habida cuenta del tradicional “provincialismo” del electorado estadounidense, dotado de unos “conocimientos mínimos del mundo”, y debido a un “sistema político que –en una estridente contradicción con el diseño de sus fundadores– ha dado un creciente poder virtualmente sin trabas al Ejecutivo para que conduzca la política exterior, liberando a las presidencias” para “actuar sin presiones” fuera de sus fronteras. De este modo, mientras los electores estadounidenses siempre han dejado vía libre a la Casa Blanca para actuar fuera de sus fronteras, otro grupo de personas –cuyas ideologías son analizadas por Anderson en su libro– han planteado y plantean los caminos que debe o debería seguir la acción internacional estadounidense.

Del amplio elenco de estrategas sometidos a la observación de Perry Anderson, cabe hacerse mención especial a George Frost Kennan (1904–2005), de quien dijera Colin Powell, otrora secretario de Estado estadounidense de la Presidencia de George W. Bush, que era una “fuente de inspiración”. En su paísse ha reconocido a Kennan su voluntad de derrotar a la Unión Soviética en la Guerra Fría tratando de evitar toda confrontación sangrienta o nuclear, cosa que le ha servido para pasar a la posteridad como uno de los “sabios razonables” de aquella época.

Sin embargo, Anderson describe al que fuera consejero del Gobierno de Estados Unidos con fama de hombre manso como alguien más irritable de lo que se tiene asumido. Así, en 1927, de la boca de este diplomático y escritor supuestamente tranquilo salían epítetos más bien encendidos contra la Unión Soviética, cuyos bolcheviques eran, a sus ojos, “un pequeño grupo de judíos rencorosos y parásitos”. Tras la Segunda Guerra Mundial, defendería el intervencionismo estadounidense para “frenar, tanto tiempo como fuera necesario,” el “imperialismo rojo” en regiones como Indochina. Estas consideraciones ayudan a relativizar las ideas predominantes sobre este personaje del que hay, sobre todo, recuerdo de sus críticas a la Guerra de Vietnam.

¿Un imperio amenazado?

Habiendo quedado como única superpotencia en la escena planetaria tras la Guerra Fría, en Estados Unidos hay motivos para plantearse hoy si existen graves debilidades en su dominador modelo. El auge chino, por ejemplo, o el regreso de la influencia rusa en el este de Europa, son especial motivo de preocupación en suelo estadounidense. También hay otro tipo de inquietudes, como las planteadas en 2011 en el ensayo That used to be us –Eso solíamos ser– firmado por Thomas L. Friedman, columnista del The New York Times, y Michael Mandelbaum. A saber, el curso actual de la globalización, la revolución tecnológica o la consumición energética, entre otros factores.

Sin embargo, en el último libro de Perry Anderson no hay atisbos de alarmismo en lo que respecta a las presiones a las que está sometida la hegemonía estadounidense. Porque el historiador observa como, en Oriente Próximo, “el gobierno clerical de Irán” ha estado “dando señales de resignación al diktat estadounidense”. Entre esas señales puede figurar el acuerdo alcanzado este verano por el que se ha limitado el programa nuclear de Teherán a cambio de levantar las sanciones internacionales y multilaterales. En Europa, frente a la crisis en Ucrania, Anderson recuerda que Estados Unidos y Europa tienen, entre otras cosas, la posibilidad de hacer “un jaque mate económico” a Rusia. Porque, según se recuerda en Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos, Moscú depende “de las inversiones y de la estabilidad financiera de un sistema bancario controlado por Estados Unidos”.

Aquí se observa la relevancia que da Anderson a los factores de orden económico o a aquellos pensadores estadounidense que han evaluado las posibilidades internacionales de su país a la luz de la economía. En esta lógica, China aparece descrita en el libro del historiador británico como la “nación más dependiente entre las grandes potencias de materias primas y de los mercados exteriores”. En definitiva, según se observa en Imperium et consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos, Pekín y Moscú son sólo voces “discordantes”, pero en ningún caso amenazas reales para la pax americana.

En ésta, “los acuerdos de libre comercio son una prioridad estructural para los Estados Unidos”, según Anderson. De ahí la presión para que Europa firme la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, propuesta todavía en discusión también conocida por las siglas inglesas TTIP. Respecto a las negociaciones de ese tratado, convendría que en el Viejo Continente se tuviera presente aquella cita del teórico de las relaciones internacionales estadounidense Christopher Layne que saca a relucir Perry Anderson en su libro: “Las potencias hegemónicas benevolentes son como los unicornios –no existe tal animal–. Las potencias hegemónicas se aman a sí mismas, pero el resto las temen –con motivo–”.






(*)Apareció en la revista EL SIGLO DE EUROPA. No.1126.Del 12-18 de octubre de 2015.Año XXV.Págs 50-52.











Anderson, Perry, Imperium et Consilium, la política exterior norteamericana y sus teóricos, Madrid, Akal, 2014, 256 pp




Brice Calsapeu






El Viaje a América (1827), del bretón François-René de Chateaubriand (1768-1848), termina con la celebración de la libertad moderna, supuesta hija de la ilustración y de la razón. Según él, el advenimiento de la república representativa en los Estados Unidos de América “es uno de los más grandes acontecimientos políticos del mundo”. Obviamente hay que contextualizar la dudosa euforia de un ensayista, estirpe de la nobleza, que se salvó de los ardores vengativos de la revolución francesa, exiliándose a partir de 1791. Pero esta cita del escritor prerromántico muy bien hubiera podido servir de punto de partida al texto aquí reseñado, Imperium et Consilium, la política exterior norteamericana y sus teóricos, del historiador británico Perry Anderson, fruto de una estancia de investigación en el Instituto de Estudios Avanzados de Nantes, en la misma Bretaña del vizconde de Chateaubriand. En efecto, el texto de Anderson, de cierta manera, explora la relación entre el concepto de libertad y la política exterior de los eua que se constituyeron —aquí es importante la noción de construcción—, en un Imperio que se apoderó de este mismo concepto de libertad y lo confiscó para justificar y validar su propia política exterior.

El ensayo, o mejor dicho los dos ensayos interrelacionados que conforman dialécticamente el libro, Imperium et Consilium, fueron publicados originalmente en una entrega especial del número 83 (septiembre-octubre 2013) de la revista inglesa New Left Review con el título original de American Foreign Policy and its thinkers. La revista está enteramente dedicada a los dos ensayos de su ex redactor en jefe, el doctor Perry Anderson, una práctica, sin embargo, muy poco común en el bimensual británico. Desde su fundación, en 1960, hasta la fecha contamos sólo con tres precedentes: en 1972 con un trabajo de Tom Nairn sobre Europa, en 1982 con Anthony Barnett sobre la guerra de las Malvinas, y en 1998 con Robert Brenner, sobre la economía de la turbulencia global.

El prólogo, que abre el libro, sirve de introducción para explicar el enfoque elegido por Perry Anderson para escribir los ensayos presentados que ofrecen un análisis del sistema de la hegemonía estadunidense. Recuerda que la literatura autóctona —entender la producida en el propio territorio americano—, es un tema que se estudia básicamente desde la historia de la diplomacia y de la estrategia geopolítica. De allí que el autor de Imperium et Consilium quiso romper con esa dinámica y proponer a los lectores un análisis novedoso que postula romper con la producción científica sobre el tema, reelaborando tres dimensiones del marco de análisis del fenómeno: la temporal, la espacial y la política. Aquí reside, en esta reelaboración del cuadro de análisis, el reto de la originalidad de un ensayo por otra parte plenamente logrado.

El arco cronológico cubre desde la invasión de México hasta la “guerra contra el terror” y los últimos acontecimientos del 2013 (Siria y Ucrania) para intentar interrelacionar estrategia y diplomacia estadounidense. En el nivel geográfico, intenta ocuparse de los dos frentes de estudio generalmente abordados, —las operaciones en los países del tercer mundo y el enfrentamiento contra los países comunistas—, al cual se agrega el frente de expansión que representan los países del capitalismo avanzado, un grupo donde básicamente encontramos a la Europa occidental y Japón, pero que igualmente tiene que entenderse como un grupo dinámico en su constitución, es decir, en sempiterna reconstitución.

La tercera diferencia es de orden político. Quien conoce la obra y la trayectoria de Perry Anderson dentro del llamado marxismo occidental, no espera una alabanza y menos un canto ditirámbico al imperio. Pero hay que destacar la posición de objetividad reclamada por Anderson en el estudio de la hegemonía imperial. Según él, no se trata de reproducir un esquema bastante común en los estudios sobre el tema que provienen del espectro de la izquierda, donde se vaticina la decadencia del sistema hegemónico made in USA. Esa verborrea milenarista de la decadencia, prolegómeno de libros y de la caída anunciada, suele servir de prozac a los autores de izquierda. Y creo que es allí donde uno puede reconocer la influencia fundamental de Antonio Gramsci en la obra de Perry Anderson (su ensayo Las antinomias de Antonio Gramsci es de 1977 y publicado por primera vez en castellano en 1978). Se nota no solamente en el uso del concepto de hegemonía como un estado siempre cambiante y no una concatenación rígida, pero también y más que todo, en ese deseo de precisión y de análisis, objetivo de los hechos como exigencias ética.

Centraremos esta reseña en el primer ensayo, Imperium. El objetivo principal es escribir la historia del imperialismo estadunidense e inscribirla en la larga duración. En efecto, el imperio de los eua que nació a partir de 1945, tiene una larga prehistoria que se basa en una compleja oposición entre dos polos, el excepcionalismo y el universalismo. Algo que se puede resumir en la siguiente frase: “es una nación única que debe guiar al mundo”. Perry muestra cómo ese registro está en el pensamiento de los fundadores de la nación estadounidense, pero que igualmente, esta retorica expansionista, que ya para mitad del siglo xix se había convertido en la idea del destino manifiesto, no contó nunca con un apoyo unánime y ciertas voces se alzaron para denunciar una política de expansión que iba en contra del legado anticolonial histórico. Esos valores alternativos eran el registro del excepcionalismo que encerraban los eua en un baluarte que se tenía que cerrar para evitar ser contagiado por la decadencia del mundo. En cambio el mesianismo intervencionista pugnaba para salvar este mismo mundo.

La llegada al poder de Woodrow Wilson cambió este registro fijándolo en la arrogancia del superhéroe, dotando a los eua de todo un repertorio de valores que encarnaban. Con él, las intervenciones exteriores se hicieron más numerosas y arrastró eua a la primera guerra mundial donde los eua, según el mismo Wilson, “iban a gozar del infinito privilegio de cumplir su destino y de salvar al mundo”. (p. 16)

Los años veinte marcaron un regreso al polo excepcionalista que, sin embargo, vaciló a partir de la crisis de 1929, dado la interpenetración del capital financiero al nivel mundial. Si el país era ciertamente una economía autosuficiente al nivel industrial, agrícola y poco dependiente de un comercio exterior que representaba a penas un 10 por ciento de su pib, sus relaciones financieras lo obligaron a tomar en cuenta los grandes cambios en el escenario mundial.

El conflicto de la segunda guerra mundial significó para los eua caer en un pragmatismo militar que dejó los dos objetivos fundamentales de la política exterior americana para la posguerra. En primer término, se trataba de convertir el mundo en un lugar seguro para el capitalismo en general y después, dentro del sistema capitalista, los eua debían tener el predominio. Perry Anderson esboza, en esta ocasión, un retrato de un Roosevelt medio patán sin real brújula ideológica, cuya única convicción era que el nacionalismo estadounidense, definido como la combinación de la libre empresa y del individualismo, iba a ser aceptada por todos. Las ideas de Roosevelt funden los dos puntos de vista enfrentados: la convicción del separatismo aislador y el intervencionismo redentor. Ese es el momento de la cristalización de un proyecto desde arriba cuya finalidad es reconstruir el mundo sobre el modelo estadounidense para beneficio de los eua y, pero en segunda posición, del mundo. Dio lugar a la onu y al sistema de imposición de Bretton Woods donde todas las monedas se ven vinculadas al dólar como moneda de reserva del sistema monetario internacional.

Para que esta idea fuera aceptada por todos, fue transformada en la noción de seguridad nacional, una noción que guía el imperio estadounidense hasta la fecha. El historiador británico recalca que esta noción si era moderna en su elaboración, igualmente tenía una larga prehistoria, desde Lodge a Roosevelt, en el miedo infundido a un ataque al territorio nacional. La idea de seguridad se transforma así de una estrategia ofensiva en exigencia defensiva, “es una estrategia diseñada para cerrar la brecha entre opinión popular y preocupaciones de la elite”. (p. 46)

Llama la atención que en esta evolución dos temas como el justificante religioso y la noción de capitalismo sean remodelados por el discurso oficial. En el primer caso, lo religioso pierde la posición que podía tener en el armazón ideológico imperial. En el segundo, la palabra capitalismo es vetada para en cambio apuntar a la defensa de la libre empresa.

Al analizar la guerra fría, Perry Anderson ve una “fase prolongada dentro de una trayectoria más general y más duradera de la expansión o proyección del poder americano” (p. 51) y no una fase excepcional como se suele hacer. Resume muy bien los debates en la historiografía estadounidense sobre el tema. El año 1991 representa el cierre de una época, donde los eua, por fin, son la única potencia de un orden planetario universal gobernado por ellos.

La primera guerra del golfo marca la llegada de un nuevo orden mundial cuando el consejo de seguridad aprobó sin problemas. Se ve impuesta la “visión rooseveltiana del mundo como una patrulla, una fuerza policial de naciones neutrales” (p. 123). Subraya que entre los dos grandes partidos no hay una gran diferencia. Si al nivel interno hay una competencia entre los bloques en pugna para el poder, al nivel internacional no hay una diferencia marcada dado que se constata una continuidad en los objetivos de la política exterior sea republicana o demócrata. En las campañas electorales, hacen lo mismo, criticar al candidato que sale por su debilidad en materia de política exterior frente al enemigo siempre renovado que acecha.

La política de los eua sigue desde 1945 el mismo objetivo. Sin embargo, tuvo que hacer simples adaptaciones frente a los cambios coyunturales, siempre para preservar sus intereses. Durante las décadas de la guerra fría, ayudó los países que conforman actualmente el G7 a desarrollarse. En los años setenta, tuvo que afirmar sus intereses frente a los países de la ocde. Ahora, con el mundo unipolar puede presionar los países alrededor con la ofensiva ultraliberal. El poder estadounidense no se basa solamente en su economía y la fuerza del ejemplo, sino antes que todo en el uso de las armas. Lo que los obligó bajo la administración Clinton a ampliar la otan a las puertas de Rusia, afirmando así su hegemonía sobre Europa. Esa decisión provocó una de la más grande escisión en la elite estadounidense desde su entrada en la segunda guerra mundial. Se temía, de manera más que justificada hoy en día, que se preparaba así un futuro conflicto con la Rusia postsoviética. Los atentados del 2001 no cambiaron nada a la política exterior de los usa, le dieron solamente un derecho casi (¿?) indiscutible de jugar al gendarme del mundo libre.

Como mejor lo resume Perry Anderson: “El equilibrio cambiante de las fuerzas que giran en torno a la hegemonía estadounidense debe evaluarse objetivamente, dejando de lado los deseos y las ilusiones” (p. 6). Es justamente esta frase que nos permite introducir la segunda parte del ensayo, Consilium, muy desigual en extensión (81 páginas contra las 153 que ocupan Imperium). Está dedicada al pensamiento actual de los estrategas estadounidenses, aunque siempre en perspectiva con los dos grandes polos que conforman su política exterior. Pasa revista a las obras de Walter Russell Mead, Michael Madendelbaum, J. Ikenberry, Robert Kagan, Z. Brzezinski y unos cuantos autores imbricados en los engranajes de la administración de los eua. Indagando sobre el poco rigor analítico de esos pensadores del, en y por el Imperio, Anderson empieza a disecar la literatura la más relevante, que se viene dando hoy en la actualidad sobre el rol de los eua en el mundo. Surge así el retrato de un pensamiento que conforma un sistema de discurso que explica y justifica las decisiones de la Pax Americana y elabora las principales líneas estratégicas que tienen como objetivo servir a reforzar la posición hegemónica internacional, un supuesto fuera de cuestión para todos los autores reseñados por Anderson.

El libro de Perry Anderson es sin duda valioso por lograr poner bajo varias perspectivas el imperialismo de los eua. En efecto, efectúa un plan panorámico en la larga duración, mostrando que a fin de cuenta hay una continuidad en la elaboración de un proyecto de largo alcance para dominar el mundo. De allí que la frase de Chateaubriand, citada en la introducción, adquiera un cierto peso vaticinador, dado que como lo muestra el autor en este libro, desde el principio los eua, se concibieron como un proyecto en torno a la idea de un imperio. Dicho proyecto económico-político no cae de la nada sino que es una elaboración ideológica por parte de la elite. La política exterior es confiscada por el poder y unos cuantos, cuando el pueblo estadounidense sigue viviendo en su mayoría en una histeria provincial poco propensa a cuestionarse o a cuestionar el papel de los eua en el mundo. Un bemol a esta afirmación, sin embargo, es dado por la creciente oposición interna a la presencia de tropas en los escenarios internacionales. Sin embargo, podemos constatar que no podemos comparar esta oposición y su antecedente más cercano, la oposición al lodazal de Vietnam.

El libro es una mina bibliográfica y repara en autores secundarios en apariencia tuvieron importancia en su momento, como el holandés Nicholas Spykman, para la conformación de la política exterior. Está espolvoreado con anécdotas que enriquecen un texto didáctico y fácil de leer. Dos críticas tal vez. Dado el acercamiento hipercontemporáneo elegido, se extrañan algunas líneas sobre los intentos de reconfiguración regional de las relaciones de poder con los EUA bajo la égida de la Venezuela chavista. Por otra parte, siento que Perry Anderson subestima el nuevo papel que China asume en las decisiones de la política exterior de los eua, como se mostró con el caso de Tibet, bajo la primera presidencia de Barack Obama. Ser los poseedores de las mayores reservas de dólares ha permitido a China poder presionar los eua más que lo que ellos estaban dispuestos a aceptar. Pero tal vez eso, a lo mejor, hubiera dado pie a este cierto optimismo denunciado por el autor.





Programa Institucional de Doctorado en Historia Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

(*)TZINTZUN.Revista de Estudios Históricos. núm. 63, enero-junio, 2016, pp. 379-385.





PUNTO Y APARTE





TERCO92 - AUN SE REPITE




TERCO92 - LIBERADO




TERCO92 - MORTIFERO




TERCO92 - POESÍA




TERCO92 - CHOLO PE




TERCO92 - PERSEVERA




TERCO92 - SERIO




TERCO92 - HASTA CUANDO




TERCO92 FEAT KIZER - SIGUE PA LANTE




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