LA HETERODOXIA DE MARIATEGUI (*)
Por : Alberto
Flores Galindo
LA FOMACION INTELECTUAL de
José Carlos Mariátegui no se limitó a la lectura de Marx y Lenin.Desde los años
pasados en Europa tres vertientes ayudaron a conformar su andamiaje
cultural:los clásicos del marxismo , donde al lado de Marx y Lenin , incluyó
también a Trotsky:los socialistas como Labriola, Kautsky , los teóricos de la
II Internacional e incluso aquellos que como George Sorel habían sido
criticados duramente por Lenin y el conjunto de la cultura europea de su tiempo
, al leer a un idealista como Croce , un reaccionario como Spengler o a un
autor tan polémicos e innovador como Freud.El marxismo de Mariátegui no era un
sistema cerrado y por lo tanto no podía desenvolverse a al margen de la cultura
del siglo XX.
Pero en los autores
mencionados , Mariátegui no sólo se interesaba por sus textos sino que buscaba
la correspondencia entre sus obras y sus biografías.Su predilección por Lenin
se explicaba no sólo porque había innovado el pensamiento de Marx , sino porque
además en su vida había dado un ejemplo palpable de ese nuevo tipo de hombre
que emergía bajo el aliento del marxismo : el revolucionario.
Dadas estas consideraciones , no puede extrañar que en el primer
número de Amauta , publicado en septiembre de 1926 ,
Mariátegui comente con entusiasmo el libro de Miguel de Unamuno La
Agonía del cristianismo ,
para recoger a la par que algunos planteamientos del autor , la pasión
que sabía imprimirles.En efecto , Unamuno ponía pasión en sus ideas ;
Mariátegui no concebía una manera diferente de escribir : la agitada actividad
periodística y su militancia lo habían alejado de la frialdad
académica.Precisamente en la reseña mencionada , se atreve establecer un
paralelo entre Marx y Dostoievsky : ambos tenían «un alma agónica, un espíritu
polémico ».
La tarea
del marxismo , para Mariátegui , no era repetir a Marx , ni cultivar la
veneración de las citas.Por el contrario , los verdaderos marxistas eran
aquellos que prolongaban y continuaban el pensamiento de Marx, pensando
libremente y sin temor: «Los que lo han continuado – dice en el texto de Amauta
antes citado – no han sido los pedantes tudescos ,exégetas ortodoxos de la
teoría de la plusvalía , incapaces de agregar nada a la doctrina ,
dedicados sólo a limitarla , a estereotiparla ; han sido , más bien , los
revolucionarios , tachados de herejía como George Sorel – otro agonizante diría
Unamuno – que han osado desarrollar las consecuencias de la idea
marxista».Difícil sería encontrar mejor defensa de la herejía y de la
heterodoxia.Toda la obra de Mariátegui es una permanente refutación del
marxismo dogmático.Sin embargo , los avances en la teoría, no podían ser obra
de intelectuales aislados, sino de hombres que unieran el pensamiento con la
acción , que expresaran a un movimiento social : «Marx inició este tipo de
hombre de acción y de pensamiento – dirá Mariátegui la Defensa
del Marxismo. Pero en los líderes de la revolución rusa aparece con
rasgos más definidos , el ideólogo realizador.Lenin , Trotsky, Bukharin
,Lunatcharsky, filosofan en la teoría y en la praxis».
Pero la originalidad de
Mariátegui , su propia heterodoxia ,nació en definitiva de una lectura original
de Marx hecha en la sociedad peruana, desde el problema nacional en el Perú, a
partir de nuestra tradición cultural y social.
(*) PUBLICADO EN AMAUTA Nº
242,LIMA, 7, DE FEBRERO DE 1980,p.9.Este artículo forma parte de una trilogía
que el autor dejó sin título pero anotado cada uno como I,II y III.
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